El día 24 se retransmitirá en directo desde el Teatro Real la ópera Otello en el Auditorio Municipal de Caudete

Cultura

El sábado 24 de septiembre, a las 20:00 horas, el Teatro Real vuelve a llevar la ópera a la calle mediante la retransmisión, a nivel nacional, de la producción Otello, de Giuseppe Verdi, con motivo de la conmemoración del bicentenario de la fundación del Teatro Real. El Ayuntamiento de Caudete, mediante su concejalía de Cultura, se suma a esta iniciativa retrasmitiendo en directo de forma experimental en el Auditorio Municipal con entrada libre esta magnífica obra que une a dos grandes genios: William Shakespeare y Giuseppe Verdi.

Se trata de una nueva coproducción del Teatro Real con la English National Opera y la Ópera Real de Estocolmo. La dirección musical será de Renato Palumbo, gran experto verdiano, y la puesta en escena, del prestigioso director David Alden.

Destacados nombres de la lírica integran los dos repartos de Otello, encabezados por Gregory Kunde y Alfred Kim, en el rol titular, y Ermonela Jaho y Lianna Haroutounian, en el papel de Desdemona.

OTELLO

Giuseppe Verdi (1813-1901) Drama lírico en cuatro actos.
Libreto de Arrigo Boito, basado en la obra Othello, or The Moor of Venice (1603) de William Shakespeare.

Duración aproximada: 3 horas.

Actos I y II: 1 hora y 15 minutos.
Descanso: 25 minutos.
Actos III y IV: 1 hora y 15 minutos.

Dirección artística

Dirección musical:Renato Palumbo
Dirección de escena:David Alden
Escenografía y figurines:Jon Morrell
Iluminación:Adam Silverman
Coreografía:Maxine Braham
Dirección del coro:Andrés Máspero
Dirección del coro de niños:Ana González
Otello:Gregory Kunde
Iago:George Petean
Cassio:Alexey Dolgov
Roderigo:Vicenç Esteve
Ludovico:Fernando Radó
Desdemona:Ermonela Jaho
Montano y Un heraldo:Isaac Galán
Emilia:Gemma Coma-Alabert

Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Pequeños Cantores de la Comunidad de Madrid

Argumento

David Alden plantea su puesta en escena de Otello desde la coherencia de la adaptación del texto de Shakespeare que propone Giuseppe Verdi. En el primer acto del dramaturgo inglés, que Verdi suprime, conocemos la grandeza del amor de Desdemona, dama veneciana joven, aristocrática y bella, por ese soldado tan rudo, tan viril, tan moro y tan colérico que es Otello. A este amor se opone su padre, el noble Brabantio, que ya en el primer acto cuestiona cómo su hija ha podido elegir “refugiarse en un pecho tan negro como el vuestro, que da miedo”.

De hecho, el amor de Desdemona por Otello se considera arte de magia. En cambio, el amor de Otello por Desdemona se considera como lo más lógico del mundo: Desdemona es tan refinada, tan blanca, tan aristocrática y tan buena cristiana que cualquiera comprende que Otello no pueda menos que amarla. Se aman, pero la diferencia direccional del amor de ambos es innegable. Y es sobre estas diferencias cómo un personaje resentido y diabólico, el alférez Iago, acabará logrando tejer su venganza contra el general Otello por no haberlo ascendido a capitán, como esperaba.

La venganza necesita de un resorte mínimo, porque en esencia consiste en hacer creer a Otello lo que ya cree todo el mundo: que no es posible que una dama así se pueda haber enamorado de alguien como él. Resulta por tanto muy fácil hacerle sospechar que la dulce Desdemona se ha enamorado de un hombre de su misma condición, Cassio, que el mismo Iago define como la antítesis de Otello. Y por esto, pese a que Otello tiene un alma noble, pese a que Desdemona está realmente enamorada de él, pese a que Cassio es leal e intachable, la insinuación de Iago da sus frutos y Otello realmente cree que Desdemona le engaña.

En el texto teatral, Shakespeare explica la acción dramática a través del tema del racismo, que es la fuerza motriz de la tragedia. Pero tanto el libretista, Arrigo Boito, como Verdi comprenden que la intensidad del drama se puede incrementar todavía más si se logra que el racismo juegue un papel menos visible y el acento se sitúe en la fragilidad de un personaje perfectamente asimilable físicamente a cualquiera de los otros; un personaje vulnerable y dominado por una turbulencia interior. Así, Verdi convierte el racismo en algo muy colateral, apenas mencionado en momentos aislados. Y eso mismo propone David Alden: Otello es un outsider, es “el otro” porque así lo siente en su fuero interno. No tiene por qué ser negro ni físicamente diferente a los demás personajes.

Su conflicto es interior y tiene un nombre: inseguridad, que es lo que a tantos hombres ha llevado a cometer las mayores atrocidades. Vemos la trágica desintegración del héroe con horror fascinado, encerrado en el ciclo destructivo del destino. La escenografía alude a un patio chipriota, pero, sobre todo, a un mundo militarizado, brutal, de soldados deshumanizados, en una guerra que les impide responder al amor o la ternura. Y en este contexto, Otello nos coloca ante uno de los miedos más inconfesables del ser humano: no sentirse merecedor de lo que más se ama.

Joan Matabosch. Director Artístico del Teatro Real.

Más información en este enlace:

www.teatro-real.com/es

Fuente: caudete.es

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