Justo hace un mes, el domingo 10 de mayo, Festividad de la Virgen de los Desamparados, cuando había permiso para poder salir a pasear en ciertas horas durante esta crisis sanitaria, me hallé en las afueras del recinto urbano, en el límite de la denominada Lomica Ruiz.
Me sucedió que bajé de un ribazo y al intentar subir con impulso tuve una rotura muscular del gemelo. Al comprobar que me era imposible andar, y menos superar el ribazo, decidí llamar al teléfono de la Guardia Civil.
Indiqué mi localización, y en breve intervalo de tiempo acudieron unos agentes de la Institución, que amablemente me atendieron y en su mismo coche me dejaron en el domicilio de mi familia de Caudete.
Quiero desde aquí dejar constancia de mi agradecimiento a estas autoridades del buen orden, que prestan un servicio cívico excelente, lo cual ya había podido comprobar en anteriores ocasiones y por razones diferentes.
José Antonio Sánchez Amorós