¡Por fin! Una gran actuación llegó a nuestro pueblo, después de bastantes años de sequía. Y hasta cola para entrar a una plaza de toros con muchísimo público, para asistir al gran concierto de Ara Malikian.
Desconozco cómo ha llegado a Caudete un concierto de este calado, pero lo cierto es que vino gente desde bastantes kilómetros el pasado sábado para disfrutar de un virtuoso del violín como es Ara Malikian.
Verdaderamente, fue un lujo poder asistir a este espectáculo. Porque más que concierto, fue un espectáculo en toda su dimensión, empezando por el propio Malikian, que con su aspecto y su hablar pausado, se fue quedando con un público, por otra parte, entregado desde el primer momento.
Su maestría en el manejo del violín es increíble, ya sea plantado, echado, saltando o corriendo. ¡No para quieto…! Los otros siete músicos que le acompañaban y Ara ofrecen en sus actuaciones un par de horas de buena música, donde se mezcla casi todo: lo clásico, con el rock, con el pop y hasta con… ¡el Baile de los Pajaritos! Entre canción y canción, anécdotas de su vida que el propio Malikian va desgranando con voz suave y ligero acento armenio. Y con un fino sentido del humor.
Las entradas no eran baratas, pero quedó demostrado que el público responde si lo que se ofrece es bueno. A mí me gustó todavía más de lo que pensaba, y aunque quizás los puristas le puedan achacar que hace música comercial con los clásicos, pienso que eso, precisamente, el sacarlos del fondo del baúl y mostrarlos al gran público de una manera espectacular, es una buena forma de difundir la cultura.
La gente salió contenta de la plaza de toros, que vuelve, poco a poco, a brillar como lugar de encuentro en las noches del verano caudetano. ¿Un marco incomparable? Creo que sí… Es una frase muy manida, pero que no por eso deja de ser cierta.