Uno puede sentirse republicano y, a la vez, ser respetuoso. Especialmente, cuando se vive en un régimen político distinto al deseado, al que, curiosamente, se le exige dicho respeto.
En Breda (Gerona) han declarado como persona «no grata» al Rey Felipe VI, y ni él ni su familia son bien recibidos en ese pueblo de unos 4.000 habitantes. Parece ser que una de las causas, ¡fíjate tú!, es que el monarca no recibió a la presidenta del parlamento catalán, algo habitual cuando se trata de presidencias de parlamentos autonómicos. También le acusan de cumplir con su cometido, es decir, de defender la unidad de España que marca nuestra Constitución.
Los concejales de Ciu, ERC, CUP y TpB están contentos por haber conseguido semejante hazaña. Bravo, ¡qué machotes! Sin embargo, mal que les pese, esos concejales representan a la España más negra y profunda, a la España rancia trasnochada que aún sobrevive en lugares como Breda.
Estos concejales, y muchos otros como ellos, centran su acción política en declarar a quienes no piensan como ellos personas «no gratas», a quitar bustos o cuadros, a cambiar nombres de calles, etc. Es decir, con el poder que les han dado las urnas, lejos de gobernar y tratar de mejorar la vida de sus conciudadanos, se dedican a estupideces propias de su nivel cultural e intelectual. Aún no conozco ningún pueblo que haya declarado persona «no grata» a Arturo Más, o al alcalde de Breda, Didac Manresa, pero igual a partir de ahora los ayuntamientos se dedican a esto…
No se gana en política siendo un irrespetuoso, ni con pataletas de niño mimado. Con eso, sólo se demuestra falta de capacidad e inmadurez. La lucha política, precisamente, avanza con la razón y con el respeto hacia quienes se pretende gobernar, incluso hacia quienes no piensan de la misma forma. La violencia de cualquier tipo implica división y enfrentamiento, y actitudes como la de Breda, por ejemplo, no generan más que negatividad y rechazo hacia un pueblo que, seguramente, será hasta bonito.
Sé que me juego que me declaren persona «no grata» en algún lugar, pero seguramente no tendré esa suerte. A mí lo que realmente me da pena es lo poco que avanzamos en este país. Es más, viendo el panorama político de los últimos 40 años, el retroceso es importante. Entre la masiva corrupción, la falta de respeto manifiesta hacia las instituciones, el nivel de preparación de nuestros políticos y la nula capacidad de consenso, estamos apañados. El independentismo, encima, impotente para conseguir sus pretensiones, seguirá generando noticias de este tipo. Por ejemplo, en Gerona también le han retirado los honores a Felipe VI y a su familia. Al parecer, es su forma de «vengarse»… aunque me parece que ya nos vamos acostumbrando a estas cosas, así que por mí, con su dinero, que es el de todos los gerundenses, y con su tiempo, pueden hacer lo que quieran.
No discuto si un sistema de monarquía parlamentaria, como el nuestro, o de república, es mejor o peor. Ambos sistemas tienen defensores y detractores, y quizás el argumento más utilizado en contra es que el rey no lo elige el pueblo. Sin embargo, también es evidente que la monarquía española tiene unas funciones limitadas, algunas de ellas muy interesantes, pero que no interfieren con el gobierno de la nación. Sea como fuere, tenemos el sistema que los españoles nos dimos, y aunque es factible cambiarlo, hoy por hoy es el vigente. Por eso, no creo que esté de más mostrar y exigir respeto hacia nuestras instituciones, simplemente por respeto hacia nosotros mismos.