El día 23 de junio, Gran Bretaña vota en referéndum su permanencia en la Unión Europea. Aunque nunca han llegado a estar al cien por cien, puesto que no adoptaron el euro como moneda oficial, ahora podrían abandonar definitivamente el club europeo.
Una parte importante de los ingleses piensa que fuera de la Unión Europea tendrían más independencia económica y burocrática, y que podrían adoptar sus propias decisiones y acuerdos comerciales sin contar con terceros. Se puede decir que a los ingleses, con esta decisión, lo que les importa, básicamente, es el aspecto económico por encima de cualquier otro.
Abundan los argumentos a favor y en contra. Desde los que auguran un crecimiento económico si salen de Europa, hasta los que predicen repercusiones serias en la libra, la economía inglesa y el empleo. Todo ello, como suele ocurrir, es difícil de comprobar fehacientemente hasta que es irreversible, para bien o para mal.
Fue en 1946 cuando Winston Churchill empezó a hablar de los «Estados Unidos de Europa» y de la necesidad de formar alianzas económicas para reforzar las economías de los países del continente europeo. Choca ahora que una de las potencias que más trabajó en la construcción europea quiera abandonar el club, pero cada uno sabe sus cuentas… O no.
Las consecuencias para los países más pobres de la Unión, como España, sí serían negativas. Es innegable que la Unión Europea beneficia más a los países con menos recursos, y para los más ricos, económicamente hablando, les trae sin cuidado estar o no en Europa, porque les supone escasos beneficios y, a la vez, condiciona su libertad de acción en distintas materias (económica, comercial, jurídica…). Esto ha ido creando una corriente de opinión en países como Holanda, Dinamarca o Inglaterra, que cuestionan la permanencia en una entidad que ha tenido que hacer grandes esfuerzos de equilibrio entre países ricos y pobres. La solidaridad tiene un límite, piensan muchos, cuando un mercado más libre podría enriquecerlos más.
La realidad es que eso tampoco parece muy probable que ocurra. Teniendo en cuenta que todo está muy globalizado, en especial la economía, los expertos creen que la mejor forma de crecer de manera equilibrada y ordenada es mediante alianzas como la UE. Una gran economía como la británica actuando en solitario podría causar desequilibrios importantes a nivel mundial, incluso potenciar una recesión de bastante calado que afectaría, sobre todo, a la propia Gran Bretaña. Aún así, nadie sabe a ciencia cierta qué podría ocurrir si se consolida el Brexit.
En España hay corrientes de opinión que chocan con Europa. Izquierda Unida o Podemos (ahora Unidos Podemos) plantean cambios en la relación con Europa. Aunque no se presenta como una prioridad el abandonar la UE o el euro, sí es cierto que se posicionan en contra de su sistema económico, si bien es normal si tenemos en cuenta que estos partidos defienden un sistema socioeconómico comunista, muy alejado de las tesis europeas.
Por lo tanto, la Unión Europea tiene un examen muy importante el próximo día 23 de junio. De una u otra forma, el resultado de ese referéndum nos afectará a todos. No sé si más o menos que las Elecciones del día 26 en España, pero afectarnos… nos afectará.