Ante la indiferencia de muchos, dimite el ministro José Manuel Soria. Hace bien, porque si bien operar con cuentas para no pagar impuestos es grave, más grave todavía es mentir. Y encima, mentir mal.
Lo de los papeles de Panamá se ha convertido en otro sainete primaveral, y ahora nos echamos las manos a la cabeza por algo que todo el mundo intuía. Los que tienen dinero, tratan de que no sólo no les disminuya, sino que, a ser posible, se multiplique. Claro que el hecho de que sea a costa de no pagar impuestos, no está bien.
La situación política española ya no me despierta ni siquiera un mínimo de interés. Sobre el próximo gobierno… hágase lo que haya de hacerse, lo que el destino o los dioses tengan a bien. Pero que dejen de marearnos. Los sainetes son más entretenidos en el auditorio municipal, y fuera de ahí, dan más bien pena y vergüenza ajena. Y sobre lo de que Soria tuviera hace 25 años empresas offshore, como tienen miles y miles de personas, pues no me parece bien, pero a estas alturas ya pocas cosas realmente me sorprenden. En pocos meses hemos pasado de sorprendernos a diario, al más profundo de los hastíos: seguimos con la corrupción, seguimos con el amiguismo, con los enchufes, con el sectarismo,… No sólo no mejora la situación con los llamados «partidos emergentes», sino que España parece estar inmersa en un campeonato para ver quién hace la ofensa más grave, para ver a quien podemos declarar persona non grata para salir en la prensa, a ver quien pone la bandera más radical o hace la declaración más hiriente… En definitiva, un campeonato para ver cómo podemos joder más a los que no son de los nuestros.
Hoy nos enteramos también de que «Manos Limpias» tiene el corazón muy, muy negro. Extorsiones, chantajes, amenazas,… ¡Acabáramos! Al final, éstos no tenían otro fin que el de robar con guantes blancos. Claro, por eso tienen las manos limpias… En fin, que nada de fines loables: se trataba de poner denuncias a diestro y siniestro, y luego retirarlas a cambio de millones de euros. Poco más se puede decir. Ni siquiera me decepcionan.
España necesita un cambio, pero ni por asomo me refiero a ése que tanto mencionan los políticos. España necesita una voltereta completa, o mejor, un triple salto mortal con tirabuzón. Y luego, empezar desde cero…