Artículo de Opinión – José Sánchez Amorós /
Quiero manifestar públicamente mi malestar, compartido por otros vecinos de Caudete, respecto de la permisividad por parte del Ayuntamiento del nefasto ruido provocado por ciertos locales, bares, guaridas… durante las Fiestas y también algunos fines de semana. Eso que algunos llaman «música para crear ambiente», unido a un griterío descompasado y regado con alcohol, no es sino un suplicio al que muchos vecinos quedan forzosamente sometidos por la absoluta sinrazón de los que lo provocan y, en primer lugar, por un Ayuntamiento que no hace nada en defensa de una convivencia respetable y cívica.
Hoy, que tanto se nos bombardea con contrarrestar la contaminación, de manera tan hipócrita, no se tiene en cuenta que la contaminación sonora, vamos a decirlo así, es la más grave de todas, más cuando el nivel de esos altavoces, conectados con una máquina que emite una especie de percusión infernal, similar a un ritmo cardiaco descontrolado y feroz, es el equivalente de un martillo pilón con el que te estuviesen dando en la cabeza.
Se sabe que el ruido es uno de los más agresivos procedimientos de tortura producidos por el ser humano: el cerebro se descontrola por el oído y así se daña también al corazón en particular. A partir de aquí el malestar de las personas que han de soportar, sin desearla, esta agresión se vuelve insoportable.
Podrán decir que en Fiestas todo está permitido. No, no es así, aunque sea costumbre generalizada y no exclusiva de Caudete, pero sí de España… No es posible imaginar esto en otros países más civilizados que el nuestro, donde hablar fuerte en un local público, en un medio de transporte es considerado inaceptable.
Aquí el ruido emitido innecesariamente es una locura generalizada y promocionada por el mismo Ayuntamiento. ¿Esto es el Ayuntamiento de todos? ¿Dónde están esos todos?
Me habría gustado saber la opinión de los invitados de Marseillan, puede que por suerte se les haya habilitado para residir unos días en alguna casa de campo o en algún lugar fuera, pero ha habido locales que prácticamente han hecho ruido 24 horas sobre 24 y se habrán podido enterar bien.
No hay justificación posible, no existe el derecho a machacar a gente que se demuestra es cívica porque respeta a los otros y la hay afortunadamente en mayor cantidad, pero no se atreve a manifestarse en contra de lo que un Ayuntamiento, unas Autoridades no atajan de raíz.
Por lo visto estas Autoridades no sienten tan siquiera vergüenza de tan lamentable injusticia.
José Sánchez Amorós