Cataluña y los Cantos de Sirenas

Editoriales
Según la mitología, las Sirenas eran divinidades marinas de gran belleza, que cautivaban con sus cantos a los marinos que pasaban por el estrecho de Mesina. Cuando los navegantes, embelasados por su bella música, se dirigían hacia ellas, caían en las garras de los terribles monstruos Escila y Caribdis. Hoy en día, Artur Más podría ser una Sirena, mucho menos hermosa, con una voz menos afinada, pero con un mensaje tan sugerente y tan trabajado durante años por el nacionalismo catalán, que bien podría arrastrar a los suyos a las garras de monstruos tal vez más peligrosos que los mitológicos.

Los nacionalismos, cuando no surgen a partir de una opresión, o de un enfrentamiento, o de una tiranía que subyugue a un pueblo, nacen con un sólo propósito: dotar a sus dirigentes de un poder que perdure en el tiempo. Eso, y poco más, es lo que persigue el nacionalismo catalán, aunque Artur Más, a estas alturas, posiblemente lo que más desee es multiplicarse por cero. Y es que el sombrío callejón sin salida en el que se haya inmerso, al que intenta por todos los medios de arrastrar a la sociedad catalana para sentirse falsamente legitimado, lo lleva a una huida hacia delante que en cierto sentido es un tanto cómica, si no fuese por las consecuencias negativas que puede acarrear a millones de personas.

El idioma catalán goza de una buena salud, ni mucho menos está en peligro, y es respetado por la inmensa mayoría de españoles. Lo mismo pasa con las costumbres y tradiciones catalanas, o con su patrimonio cultural, por poner algún ejemplo. Políticamente, Cataluña no ha sido maltratada y, económicamente, los gobiernos centrales han tenido en algunos momentos una generosidad con ella que otras comunidades hubiesen querido… Es decir, no conozco razones objetivas que me lleven a pensar qué motivos tendría Cataluña para separarse del resto de España.

Sin embargo, el nacionalismo absolutamente trasnochado que nos ocupa tiene otros planes, en los que juegan bazas importantes el enfrentamiento y la xenofobia, por ejemplo. Muchos son los que se han ocupado de sembrar el odio, de automartirizarse, de crear equívocos entre las personas para preparar el terreno adecuado para que las fronteras que piensan construir parezca que tengan un sentido más defensivo que separatista. En este contexto, Artur Más viaja a Bruselas a pedir auxilio, a pedir por favor que los ayuden a librarse de España, que así no pueden vivir un solo minuto más…

En un momento en el que el mundo trabaja para tener las menos fronteras posibles, algunos quieren inventárselas. En eso radica su fuerza, en ser capaces de convencer de que solos, serán mejores. De que solos, serán más ricos. De que solos, lo tendrán todo… Estos Cantos de Sirenas pueden ser muy atrayentes, pero podríamos recordar que los Argonautas fueron capaces de no caer en las garras de aquellos monstruos mitológicos. ¿Cómo…? Cuando los remeros empezaban a oír a las Sirenas, Orfeo tocaba su lira y su música era más bella, consiguiendo neutralizarlas, por lo que podían continuar su camino.

Así las cosas, ahora sólo nos falta saber quién podría emular a Orfeo en Cataluña.


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