Los españoles somos un poquito radicales para algunas cosas. Si gana el Mundial la selección, está bien lucir la bandera española hasta en los calzoncillos. Si se trata de otra cosa, y sacas la bandera, eres un facha.
Aqui no tenemos término medio. Cuando vas a Francia, por ejemplo, la bandera nacional es la protagonista de fiestas y celebraciones de todo tipo, al igual que en la mayoría de paises. Y no digamos en Estados Unidos, por poner un ejemplo extremo. Pero aqui no. La bandera se luce con cierto cuidado, no vaya a ser que te tomen por lo que no eres. Porque si vas con una camiseta con la bandera inglesa o brasileña, eres la caña, pero si vas con una camiseta con la bandera española, hay quien te mira un poco raro. Eres casi un radical.
Políticamente hablando, esto es algo que está más marcado en la izquierda que en la derecha. Por supuesto, esta es una apreciación muy generalista, pero podríamos decir que más bien es así. Por eso, chocó un poco ver a Pedro Sánchez delante de una enorme bandera española durante su proclamación como candidato a la presidencia del gobierno. A mí, en principio, me pareció bien, creo que es una buena manera de presentarse como candidato a ser presidente de todos los españoles, pero la mitad de los dirigentes y afiliados salieron con la idea de que no fue lo más adecuado. Al parecer, para muchos socialistas no fue algo «natural», sino algo más bien «forzado».
Y es que seguimos con los complejos. Nos empeñamos en seguir manteniendo las brasas de la discordia, quizás como fórmula para alimentar intereses políticos, y nos olvidamos de que avanzar como país supone remar todos en la misma dirección, al menos en lo fundamental. Los símbolos de un país no son más que símbolos, sí, pero también son una referencia y una seña de identidad común. Los nacionalistas se aferran a sus banderas como algo sagrado y, sin embargo, quienes somos y nos sentimos españoles, tenemos cierto pudor en demostrarlo públicamente. Es sintomático de cierta incoherencia en nuestra idea de país.
Ahora, si Pedro Sánchez lo hizo, efectivamente, para acallar las voces de quienes le acusan de radicalizar al PSOE, me parecería profundamente demagógico. Desde luego, no ayuda la política de pactos que ha seguido tras las pasadas elecciones. No critico el que Podemos, Ganemos, Ahora Madrid, etc. tengan los programas y propuestas que tienen, sino que el PSOE se haya aliado con ellos tras decir mil veces que no lo haría. Pero que tras hacerlo, saltándose algunas líneas rojas, y bien rojas… ahora pretenda envolverse en la bandera española, me suena un poco raro.