El Partido Popular parece que empieza a reaccionar después del varapalo de las pasadas elecciones. Tradicionalmente, este partido ha ido siempre muy a la suya, sin importarle en exceso las críticas externas y con una limitada capacidad de comunicación, aspecto éste mucho mejor manejado por la izquierda. Pero los tiempos cambian y, literalmente, ahora se trata de renovarse o morir.
Como ya hemos dicho en multitud de ocasiones, el PP ha gestionado la crisis, desde un aspecto económico, de forma casi brillante. Ha ocurrido en otras ocasiones, y también en esas ocasiones le ha pasado lo mismo: el desgaste ha sido tan terrible, que nunca ha podido demostrar qué es capaz de hacer con unas cuentas más o menos saneadas, porque tras solucionar los problemas, siempre ha perdido las elecciones. Será injusto o no, pero yo creo que el error de los populares siempre ha sido el diseñar la solución a las crisis sobre una hoja de Excel, le toque a quien le toque, y en esta ocasión, de forma muy acusada sobre amplios sectores de la población.
Está muy claro que el coste social ha sido, y es, muy elevado, y si bien en otras ocasiones la reacción en las urnas ha sido que el voto se ha vencido al PSOE, a la espera de mejor ocasión en otros comicios, actualmente ya no está tan claro que a la próxima «le toque», según este proceso tradicional de alternancia PP – PSOE que se daba desde hace bastantes años en nuestro país. Por eso, tanto socialistas como populares se han lanzado a la carrera de la renovación, adoptando para sí incluso algunas ideas de formaciones tan dispares como Ciudadanos o Podemos, con la esperanza de aglutinar en torno a sí al mayor número de votantes de cara a las próximas elecciones.
Entre los nuevos aires que corren, y junto a las promesas de renovación a todos los niveles, el Partido Popular nos ha sorprendido estos días con un nuevo logotipo. Un círculo con las siglas PP, y en la parte superior la mal llamada gaviota (según el creador del logo, es un charrán…). También está en consonancia con la estética que ha impregnado la Conferencia Política que el Partido Popular he llevado a cabo estos días, donde se ha dado una imagen «joven» y de cercanía. Bueno, el logo se adapta mejor a la redes sociales, y no sé cuántas cosas más, pero lo importante sería que realmente representase un punto de inflexión en el que se replanteen en serio muchas cuestiones.
Si algo ha quedado claro es que no sólo de números se compone una sociedad, ni un país. Los recortes solucionan una parte del problema, pero genera otros muchos, a pesar de que ahora veamos que ha mejorado la situación económica de forma clara. Pero, ¿se podría haber llegado al mismo punto con otras políticas menos agresivas con los más débiles? Sea como sea, el Partido Popular necesita con urgencia demostrar que es capaz de pensar en la parte de la sociedad más afectada, y en aquellos sectores que tan mal parados han llegado al día de hoy. Si lo deberes macroeconómicos se han hecho bien, le queda poco margen al PP para curar muchas heridas abiertas tras la guerra a la crisis que todavía nos afecta.
Dice el creador del logo del PP que el charrán es un pájaro marino que vuela muy alto, y que por eso lo eligió para su diseño. Ojalá eso sea señal de que este partido tiene una buena perspectiva de la situación y es capaz de seguir aportando algo positivo a nuestro país.