Toca hablar de política. Acabamos de celebrar unas Elecciones Generales, y las ha ganado con claridad el PSOE, como venían anunciando unas encuestas que, por una vez, no han sido absolutamente disparatadas en lo esencial. Ni siquiera las del CIS, que en marzo se acercó mucho al resultado final.
El PSOE ha dado la vuelta al marcador y ha conseguido una remontada espectacular. El PP se ha hundido, con un Pablo Casado que no ha conseguido rearmar el maltrecho partido con el que se encontró. Podemos baja sus resultados y traspasa de nuevo al PSOE buena parte de los votantes que le había arrebatado. Ciudadanos se refuerza considerablemente y, pese a las dificultades, ha conseguido un ascenso en escaños que, aunque menor del esperado, lo consolida en el Congreso. Y Vox aparece con fuerza en escena, aunque tampoco de manera espectacular, como se especulaba.
La campaña ha sido bastante nauseabunda. Esto sí es una constante que no solo se repite, sino que va en aumento en cada cita electoral. De pena, para un país como el nuestro… Pero lo peor es que tenemos que soportar otra campaña desde ya mismo, y no tengo la menor duda de que va a ser mucho peor.
Respecto a los posibles pactos de Sánchez para poder gobernar… creo que son absolutamente impredecibles. Mejor no hacer cábalas, esperar a que llegue la investidura y comprobar qué ocurre. Pero, sobre todo, esperar a que nuestro país empiece a avanzar en algún sentido positivo, y que las energías de nuestros políticos sirvan para algo más que para tirarse los trastos a la cabeza unos y otros.
Por tanto, empezamos, una vez más, un nuevo periodo político. Como siempre digo en estas ocasiones, deseo mucha suerte al próximo presidente de mi país, en este caso, a Pedro Sánchez. Suerte y talento, porque más allá de ideologías, el capitán del barco será el que nos lleve a buen puerto, o contra las rocas.
Dios quiera que sea lo primero.
Caudete Digital