No empezó bien su andadura el nuevo periodo de gobierno municipal caudetano. El Pleno del pasado jueves fue decepcionante. Por un lado se puso de manifiesto la dificultad enorme para llegar a acuerdos, y por otro lado siguieron poniéndose en práctica viejas formas de hacer política que no conducen a nada. Pero, ¡oh, sorpresa!, todo terminó con un órdago que nos despertó de golpe del letargo estival y nos puso los ojos como platos.
El tema de los sueldos se sabía complejo de antemano. De hecho, no se había alcanzado un acuerdo previo, y por tanto, el fracaso estaba cantado. Los argumentos en contra apenas se sostenían, pero los favorables tampoco eran contundentes. Cada cual intentó imponer lo suyo, y al final pasó lo esperado: no hubo acuerdo.
Es verdad que la oposición se mostró muy dura con el Grupo Popular en cada punto, a pesar de que algunos de ellos no tenían otro fin que el de repartir algunos puestos entre los diferentes partidos o fijar las fechas de los Plenos, prerrogativas del alcalde que éste, sin embargo, quiso consensuar en el Pleno pero que también le criticaron.
Pero el órdago llegó al final. José Miguel Mollá, alcalde de Caudete, leyó un escrito en el que venía a decir que ante la imposibilidad de acuerdo, y ante la necesidad de poner en marcha el Ayuntamiento de manera urgente, al día siguiente revocaría las delegaciones que en ese mismo Pleno acababa de conceder a sus concejales. Hecho esto, anunciaba que se celebraría un sorteo para repartir de forma aleatoria entre todos los concejales de la Corporación las delegaciones para las distintas concejalías.
La propuesta era fuerte, aunque venía a proponer, o más bien imponer, un gobierno de concentración. ¿Se trataba de una maniobra que buscaba la negativa de los grupos y aumentar la presión en las nuevas negociaciones, o realmente iba en serio? Sea como sea, se realizó el sorteo el pasado viernes a mediodía.
En este momento nos encontramos en un impass, en una tensa espera. Todo el mundo da por hecho la negativa de los grupos de la oposición de aceptar la propuesta, pero… ¿esto es así realmente? ¿Todos se van a negar…?
Mis informaciones dicen lo contrario. Al menos un grupo está dispuesto a llevar adelante las concejalías que le han tocado. De hecho, están muy contentos, ya que son concejalías que les gustan. Según me dicen, cuando se presentaron como candidatos lo hacían con la intención de trabajar por su pueblo, y esta iniciativa de Mollá les permite hacerlo, aunque sea de rebote. Eso sí, falta concretar si la propuesta es seria y si podrán desempeñar sus funciones con pleno derecho. Pero las ganas y la aceptación del reto, si todo discurre dentro de la normalidad, son un hecho.
Llegados a este sorprendente estado de cosas, cabe preguntarse si a alguien se le ha ido algo de las manos o no. Analizando el tema, a mí me gusta que todos, o casi todos, trabajen por su pueblo. Sería una manera de avanzar de manera firme, o al menos, en principio, así lo parece. En el aire quedan muchas preguntas, algunas incluso difíciles de plantearse tan pronto, pero si todo va como parece que va, el concepto de gobierno municipal puede dar un giro muy importante.
¿Quiénes estarán dispuestos a subirse a este carro? Es un buen momento para ver con meridiana claridad quién tiene intención real de trabajar por su pueblo a cambio de casi nada, algo que prácticamente todos los grupos han estado proclamando una y otra vez desde la pre-campaña electoral hasta ahora.
Desde este punto de vista, el órdago tiene matices extraordinariamente interesantes.