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Artículo de Opinión | José Sánchez Amorós /


He encendido la tele a media mañana. Un instante, sólo uno. Pues que la Susanna Griso, barcelonesa afincada en Madrid, (todo para Madrid y un poquito para… Cuenca, por pintoresca, como el AVE que va por allí para hacer más kilómetros y gastar más energía), estaba comentando con un subalterno las peregrinaciones de la Primera y Única Dama de los Estados Unidos. Sí, esos Estados tan pacíficos y que buscan la Paz Mundial metiendo al mundo entero bajo su estricto control demócrata, como hicieron con Irak.

Esa tele estúpida no ha durado encendida ni medio minuto.

Pues que aprovechando que su esposo ha acudido a la Capital a presidir la reunión esa de la Otan, de la que el tipo es el jefe, «ha salido de compras», con cuatrocientos guardaespaldas, sí gorilas… u hombres. A tal efecto, la Capital ha quedado sitiada, ocupada, espatarrada, bloqueada, anonadada, sometida, complicada, etc., pero la Dama ha visitado un súper de alimentación y un primark. En el primer establecimiento ha cargado melones y cebollinos, tantos como gorilas, cada uno portaba su melón y su cebollino con una sola mano. Mejores precios que en los Estados Unidos. En el segundo ha mercado un par de calcetines para el Presidente y cuatro docenas de tenis para ella misma y sus amigas. ¡O sea, seis pares! (sic).

Mientras tanto, en Ucrania, sus gobernantes-marionetas piden refuerzos Otan, entrar en la Otan, matar con la Otan y al Presidente de la malvada Rusia se lo llevan los demonios. Los Rusos tienen la facultad de que no mueren en batalla por más que les caiga encima una lluvia de proyectiles Otan. Cuando las tropas de Napoleón fueron a invadir Rusia no murieron sino franceses. Ellos lo hacen de alcohol más bien, por costumbre y abnegación, pues aman mucho a su Patria.

José Sánchez Amorós