Agosto representa la recta final de una carrera ardua e intensa que a lo largo de un año recorren muchos caudetanos. Llegar a septiembre es una alegría, un alivio o un descanso, según los casos, incluso un suplicio para quienes las Fiestas no son plato de su gusto.
Pero, indudablemente, las Fiestas Patronales de Moros y Cristianos que Caudete celebra en honor a la Virgen de Gracia son la celebración más importante de cuantas se llevan a cabo en nuestra localidad a lo largo del año por número de participantes, tradición, impacto social y repercusión económica a distintos niveles. Las Fiestas en Caudete son comparables en importancia local a los Carnavales de Tenerife o las Fallas de Valencia, siempre guardando las distancias y refiriéndome al sentimiento festero y a la entrega con que se viven por la mayor parte de los caudetanos.
Caudete tiene sus particularidades a la hora de hacer las cosas, como es lógico, y también en el ámbito festero se refleja ese carácter propio. Y es que si en algo fallan nuestras Fiestas es en mantener a la gente en las calles, de la sensación de «fiesta» cuando acaban los actos propiamente festeros. Los caudetanos hemos hecho de nuestras guaridas verdaderos búnkers de donde es difícil sacarnos, de forma que quienes nos visitan de otras poblaciones no tienen fácil encontrar lugares comunes donde vivir ese ambiente festivo que sí se puede encontrar en otras poblaciones.
La carpa festera, que este año volverá a estar en la plaza de toros, debería ser la opción lógica, pero… no siempre lo es. La plaza de toros empieza a funcionar y a llenarse cuando es obligado el cierre de las guaridas, es decir, a las cuatro de la madrugada, y mientras tanto se encuentra semivacía. Quienes vienen de otros sitios a pasar unas horas de fiesta no lo hacen a las cuatro, una hora que más bien es la de regresar a sus pueblos, por lo que muchas veces quedan frustrados por el «poco ambiente» que existe en Caudete en estos días tan señalados. Esto es el resultado de una forma de hacer las cosas que nosotros mismos, a lo largo de los años, hemos ido consolidando. Para unos será mejor, y para otros peor, pero es la que tenemos hoy en día.
No ayuda el hecho de que no haya actividad en las calles aparte de los actos festeros. Los problemas económicos impiden la celebración de conciertos, por ejemplo, en calles o plazas, pero también hay que tener en cuenta el intenso guión de actos de nuestras Fiestas. Todo ello nos ha llevado a tener muchos actos festeros y pocos festivos, quedando éstos relegados a los que las guaridas con mayores recursos son capaces de ofrecer, en ocasiones, al resto de festeros, y a la ya nombrada carpa, que fundamentalmente hace las funciones de gran recolector etílico.
Aún así, hay que romper una lanza en favor de muchas guaridas verdaderamente festeras y solidarias que dan de beber al sediento y son bondadosas con los necesitados de música en esos momentos de júbilo y alborozo en los que somos capaces de abrazar a quienquiera que tenga la «fortuna» de cruzarse con nosotros. Ese no mirar lo que cuesta la botella de vodka después de servir cinco cubatas en un cuarto de hora al mismo individuo dice mucho de quienes regentan las barras de famosas guaridas caudetanas, y es digno de mención y de admiración. Al igual que es de admiración esa fantasía que se derrocha a la hora de esconder el jamón en el lugar más inverosímil de la guarida, de forma tal que sea poco probable su localización por personal ajeno a la instalación. Estadísticamente, por contra, la ocultación no tiene altos índices de éxito, pero minimiza los ataques generalizados.
En definitiva, y bromas aparte, las guaridas cumplen una función de unión entre grupos, pero quizás de aislamiento con el resto de la comunidad festera. Es lo que queremos, al parecer, pero no sé si es lo idóneo. Cualquiera puede sacar sus conclusiones, pero no es fácil decantarse por un veredicto. No es cuestión de guaridas si o guaridas no, pero el término medio es complicado en Caudete.
Para terminar, quiero desearos unas felices Fiestas a todos los caudetanos y visitantes, que las disfrutéis y que sean unos días de alegría para todos.