Villena cuenta con una comunidad musulmana formada por unas quinientas familias, algunas de las cuales son de Caudete, entre otras poblaciones cercanas. A partir del día 22 se llevará a cabo en la población hermana la Semana del Mestizaje, unas jornadas sobre el Islam que si bien tienen el objetivo de dar a conocer y acercar la religión musulmana a sus convecinos, para que se conozca mejor y desaparezca ese cierto miedo que a veces tenemos por ignorancia, también ha servido, de momento, para poner de manifiesto algunas diferencias que siguen chocando entre el mundo occidental y el musulmán.
Por ejemplo, vuelve a ponerse sobre la mesa el problema que se da en muchas Fiestas de Moros y Cristianos con Mahoma, el Profeta para los musulmanes, para quienes es un sacrilegio verlo representado gráficamente. No hace falta recordar los atentados de París, y tampoco que Villena tiene a «la Mahoma» en su castillo en el desarrollo de sus Fiestas de septiembre, algo que desde hace años resulta muy incómodo para la comunidad musulmana.
Según confiesan los miembros de esta comunidad, en general les gustan las fiestas de Moros y Cristianos, y tan sólo el detalle de esa figura en el castillo les impide disfrutarlas con alegría. Dicen que nada más que se le cambiase el nombre, terminaría el problema para ellos.
Volvemos a encontrarnos con la disyuntiva de si la evolución de la sociedad incluye la evolución o adaptación de las tradiciones, y hasta qué punto. En este caso, y visto desde trece kilómetros de distancia, parece fácil pensar que un cambio de nombre a la figura en cuestión sería lo más sencillo para todos. Pero sospecho que tampoco debe ser tan fácil. ¿Asumiríamos nosotros un cambio en los textos de Los Episodios caudetanos? En nuestra Embajada, y en general en todas las Embajadas del Levante español, son frecuentes las expresiones contrarias a los musulmanes, algunas subidas de tono. En el caso de nuestros Episodios, sin embargo, bien es verdad que en el cruce dialéctico entre los parlamentarios se lanzan proclamas contrarias también, y tan fuertes, hacia la religión cristiana. Y es que nos referimos a obras de guerra donde no caben muchas lindezas.
El problema viene ya de lejos, y han sido sangrantes algunos casos en los que las modificaciones exigidas en algunas poblaciones se han llevado adelante de una manera traumática, acabando o modificando tradiciones verdaderamente antiguas, aunque no siempre especialmente hirientes hacia los musulmanes. Ejemplos muy significativos son Alcoy, Sax, Petrer, Beneixama o la propia Villena. Cuando las cosas parecían irse de las manos, hace nueve años el imán de Málaga vino a echar gasolina al tema y pedía que se terminasen las Fiestas de Moros y Cristianos en España, y el ex-presidente Aznar respondía «no oigo a ningún musulmán que pida perdón por conquistar España y estar allí ocho siglos»… y claro, tampoco ayudaron mucho ni el uno, ni el otro.
Pero el tiempo se encarga de poner algunas cosas en su sitio, y en este momento las actitudes son distintas. La comunidad musulmana no se plantea exigir terminar con estas celebraciones, y las poblaciones festeras atienden algunas peticiones concretas para adaptar sus Fiestas sin perder su idiosincrasia. Posiblemente en Villena terminen por cambiar el nombre a la Mahoma por respeto a sus vecinos musulmanes, pero lo importante es que todo fluya con normalidad y no se cree un problema mayor al que se quiere resolver. O igual no lo cambian, y la otra parte termina por aceptar una tradición local de importancia.
En principio, el imán de la comunidad musulmana de Villena ha hecho unas declaraciones a los medios de comunicación pidiendo el cambio de denominación, si bien ha sido respetuoso y prudente en su petición. No parece que haya exigencia alguna, y más parece dejarlo a la consideración de todas las partes implicadas. Y, por lo que parece, en el Ayuntamiento se lo han tomado en serio y ya se están llevando a cabo reuniones para decidir entre todos qué hacer.
Los villeneros, como suele ocurrir en estos temas, están divididos. Es un debate que también nos afecta, o nos podría afectar, en Caudete, aunque más por solidaridad entre festeros que por razones que nos hagan pensar que algo semejante puede plantearse en nuestro pueblo.