Voy a hablar de otro aspecto de nuestras Fiestas: qué hacer cuando uno no tiene guarida. Porque para esto hay varias soluciones, aunque yo diría que buena, ninguna.
Ante todo, lo mejor es no ponerse nervioso. Existen alternativas, por mucho que nos cueste creerlo a los caudetanos. Y, además, la primera solución, es muy sugerente. Se trata de convertirse en gorrón profesional y ejercer como tal en cuantas guaridas pueda uno. En este caso, lo mejor es hacer una lista de posibles víctimas y realizar visitas escalonadas y alternas, a ser posible. El saqueo conviene llevarlo a cabo en diferentes horarios, evitando de este modo que siempre sean los mismos guarideros los que regentan la barra, aunque en un alto porcentaje, siempre son los mismos guarideros los que regentan la barra… Mal síntoma es cuando no te hace falta ni pedir: ya saben qué bebes. En estos casos, que a primera vista puede parecer el summun de la comodidad, es preferible espaciar las visitas lo más posible.
Tampoco conviene volver a visitar una guarida en la que nos hayamos pasado siete pueblos, causando daños colaterales: vomitonas, espectáculos poco gratificantes y similares. Los stripteases después de dos botellas de taponazos de tequila cuentan para dos años de sanción.
Esta solución tiene un pro: sale barato. Y un contra: puede resentir los lazos de amistad más intensos y puedes pasar a engrosar una lista negra, no escrita, pero que se va transmitiendo de generación en generación.
La segunda solución es ver qué hay en el pueblo para pasarlo bien, pagando lo que, razonablemente, haga falta. Esta operación no nos lleva demasiado tiempo: o vas a la carpa, o vas a la carpa. Asumida la conclusión, puedes ir con tus amigos que vienen de fuera a que vivan el ambientazo de la noche caudetana. Haces un poco de tiempo, para no llegar los primeros, y allá a la una de la madrugada, una hora razonable, casi excesiva para las visitas, te encaminas a la carpa, rezando para que haya alguien.
Cuando llegas, no hay nadie. «¿Aqui son fiestas?», te preguntan. Si consigues entretener al personal hasta las cuatro y media de la madrugada, empezará a entrar la gente que «goza» de una guarida, pero la mitad de tus amigos estarán ya medio dormidos, y la otra mitad tan lamentablemente borrachos de beber cubatas «pa ná», que lo razonable es quedar para el año que viene, a ver si mejora la cosa. En este caso, también se resienten los lazos de amistad con tus amigos de extramuros, a los que juraste que la noche iba a ser inolvidable.
Otra opción es quedarse casa. A veces, es una solución acertada para evitar los efectos secundarios de las otras dos alternativas. Pero para eso ya tienes 360 días al año… Así que, si lo que quieres es mantener las amistades, tal vez no sea mala idea, pero si lo que quieres es divertirte, es un desastre.
Pensemos por un momento en otros pueblos y ciudades, en sus fiestas, en sus ferias… En este momento, por ejemplo, en Yecla. O, recientemente, en Albacete. Yo he estado en ambas ferias, y puedo asegurar que el ambiente que a diario se vive es fantástico. O pueblos como Onteniente, incluso otros más pequeños, como Bañeres o Castalla. No digamos Elda, Petrer, Novelda…
Caudete centra sus Fiestas en su Guión de Actos. Y eso está bien. Pero cuando esos actos terminan, no queda nada de ambiente festero en las calles. No hay nada que nos invite a salir a disfrutar, y tan sólo la Retreta es un acto popular en el que quienes no son festeros activos pueden participar. Sin embargo, sí que tenemos una pequeña excepción que resulta significativa: el día 3, con la Izada de Bandera, y la posterior verbena, se ha convertido en un momento especial que llena la Plaza de la Iglesia. ¿Esto no puede volver a repetirse en todas las Fiestas?
Y, por ejemplo, ¿qué vemos en las ferias que he mencionado y que son comunes a todas ellas? Muy fácil. Aquí tenemos en Fiestas una carpa inmensa, con un tipo de música y con un ambiente muy heterogéneo, lo que hace que sea difícil contentar plenamente a casi nadie. En Yecla o Albacete hay muchas carpas, mucho más pequeñas, que dan cabida a diferentes tipos de música, edades y ambientes. Unas empiezan por la tarde, otras tienen su apogeo por la noche. Pero siempre hay alguna que se ajusta a lo que te gusta. Además, el hecho de poder ir cambiando de una a otra, ayuda a pasarlo bien. Es cierto que las guaridas, muy arraigadas, restan público en la calle, pero si hay una buena oferta de ocio, la gente también sale por la noche (muchos para evitar a los gorrones de la solución número uno…).
Tal vez Caudete precise ya de un recinto ferial distinto, con atracciones, pero también con este tipo de carpas, regentadas por bares, asociaciones… ¿Podría ser una solución? Quizás sí, no lo sé. Yo pienso que ayudaría, si se hace bien. Es un terreno que aquí está yermo, pero si se le da forma, tal vez funcionase y Caudete tuviese un buen ambiente festivo. Porque hoy en día, poca gente de los alrededores viene a disfrutar aquí en Fiestas, lo contrario de lo que hacemos nosotros cuando poblaciones cercanas celebran las suyas.
Tengo que decir que yo he pasado por todas las fases aquí descritas. Tuve guaridas año ha, que dió paso a ejercer de gorrón, para luego intentar centrarme en la carpa… Este año más bien me he quedado en mi casa, y afirmo que tampoco es la solución. Así que espero que mis amistades no se hayan resentido a lo largo de los años y que la experiencia de otros sitios nos sirva para mejorar algo que, en Caudete, tenemos muy malamente solucionado.