La evolución de las especies es una teoría aceptada por la comunidad científica, dados los rastros que observamos de su existencia en el mundo natural. Pero desde que fuimos premiados con la inteligencia, nos hemos dedicado a idear herramientas y utensilios para facilitarnos las tareas. Conforme pasan los años, hemos visto cómo hasta las herramientas más inteligentes para planchar la ropa también evolucionan.
No es necesario medir la eficiencia de la máquina de escribir y los ordenadores para entender que existe un avance; tampoco es necesario cometer la imprudencia de comparar la imprenta de Gutenberg con una fotocopiadora actual. Sin embargo, está muy bien comprender que estos avances son en realidad una evolución de los objetos creados por el ser humano.
Cambio a través del tiempo
Es importante entender que los descubrimientos se hacen por una colaboración entre los científicos. También, que esta colaboración puede ser directa o indirecta, y que, debido a esto, un descubrimiento o un invento puede pasar siglos en un baúl hasta que es encontrado, y otro científico le da continuidad al proyecto.
De un modo similar ocurre el proceso de los inventos. Por lo regular, comienza con la identificación de una necesidad; posteriormente, alguien advierte que esa necesidad debe ser cubierta y puede que esta misma persona — u otra del mismo tiempo o de otra era — cree un objeto cuya razón de existir sea suplir esa necesidad inicialmente advertida.
El invento puede estar vigente una gran cantidad de años, hasta que otra persona se da cuenta de que puede mejorarse, o inclusive, que la tarea puede realizarse de una manera completamente distinta. Estos cambios pueden suscitarse por fallas en el diseño o en el funcionamiento, por nuevos materiales, nuevas tecnologías, o condiciones de vida de los usuarios, entre otros factores.
El entorno modifica lo esencial
Tal como la selección natural interfiere en el desarrollo de las especies, donde las condiciones externas condicionan la permanencia o extinción de aquellas, los factores externos pueden cambiar, mejorar, sustituir o hasta volver obsoletos los inventos que alguna vez parecieron imprescindibles para vivir.
Existen tareas tan básicas, que los objetos que nos ayudan a ejecutarlas pueden ser muchos y muy variados. En estos casos, es realmente difícil que desaparezcan del mercado, ya que suplen necesidades que por nuestra naturaleza siempre tendremos, o hasta que evolucionemos hacia otro ser vivo que tenga necesidades distintas de las que ahora mantenemos.
La mejora es lenta, pero segura
Aunque no sea notoria la evolución (ya que ésta trabaja a plazos de millones de años), nosotros somos un poco distintos a nuestros antepasados, así como la vida que tenemos y las tareas y oficios que esta vida moderna demanda, en comparación con la de antaño. Es, precisamente, por estos cambios sutiles que los inventos también evolucionan con nosotros.
Por esta evolución paralela, constantemente observamos Mejores Dispositivos para realizar una u otra tarea. Por eso, la próxima vez que te encuentres con la palabra evolución, ten en cuenta que no solo los seres vivos la experimentan, sino que los inventos del ser humano también cambian constantemente.
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