Las probabilidades conviven con nosotros desde el inicio de los tiempos. Y el ser humano siempre ha estado fascinado por su influjo. Los sumerios utilizaban huesos de animales para fabricar una especie de dados, y los egipcios, además de utilizarlos, reflejaban los resultados en tablas. Pero las probabilidades no sólo intervienen en los juegos de azar, sino que el mundo se basa en un cierto equilibrio entre fenómenos naturales aleatorios en los que interviene lo que se ha dado en llamar la teoría de la probabilidad.
Las probabilidades se estudian en muchos campos: física, matemáticas, medicina, ciencias naturales… Mendel, el gran estudioso de la genética, publicó a mediados del sigo XIX su obra La matemática de la Herencia, que fue una de las primeras aplicaciones importantes de la teoría de probabilidad a las ciencias naturales. Actualmente, se utilizan en las ciencias actuariales, que comprenden el estudio de seguros de vida y fondos de pensiones. Otro uso importante de la probabilidad está en la estadística, utilizada en multitud de campos, tales como finanzas, economía, biología, psicología y las ciencias sociales en general. El cálculo de probabilidades también se emplea en la física y química modernas y en muchas ingenierías, como, por ejemplo, en la teoría de ajuste por mínimos cuadrados, en el estudio de problemas de aglomeración (problemas de tráfico), en la teoría de muestreo y en el control de calidad de productos manufacturados.
Por supuesto, en los juegos de azar las probabilidades representan el alma y el atractivo de esta actividad. Hoy en día, los juegos de azar están muy extendidos en todas las sociedades del mundo, y el uso de Internet ha facilitado enormemente su difusión. Ya no es necesario salir de casa para hacer la Primitiva, ni para hacer la quiniela. La facilidad de uso, la seguridad a la hora de realizar pagos y cobros por la red, y la inmediatez a la hora de conocer lo resultados, han terminado por convencer a una parte importante de la población.
La regulación por parte de los gobiernos también ha influido positivamente, y ha permitido establecer protocolos de «buenas prácticas» en los proveedores de este tipo de servicios. De esta forma, la oferta que se ofrece actualmente a través de Internet está regulada, y los usuarios cuentan con todos los mecanismos de protección y seguridad para poder disfrutar de los juegos de azar. La mayoría de empresas cuentan también con servicios como la auto-regulación, para que cada usuario decida de antemano cuánto podrá gastar cada semana, o cada mes, y evitar problemas de adicción.