Por desgracia, los problemas relacionados con la Policía Local de Caudete no cesan. Lejos de solucionarse, la situación sigue enquistada y con escasas esperanzas de una pronta solución.
Recuerdo que una de las promesas electorales de José Miguel Mollá en la campaña de 2011 era solucionar lo que ya entonces se consideraba un problema en el seno de la Policía Local de nuestra localidad. Las relaciones dentro del propio grupo de funcionarios no eran las más adecuadas, por diversos motivos, y el malestar ya era patente entonces. Sin embargo, 5 años después el problema persiste, e incluso ha aumentado.
No se puede decir que el alcalde haya podido solucionar, de momento, este problema. Me consta que no por falta de ganas; sería del género tonto pensar lo contrario. Pero las relaciones entre el primer edil, que es el responsable de la seguridad en el municipio, y los miembros de la plantilla, han ido a peor conforme ha pasado el tiempo. El cruce de acusaciones es constante, y también ha habido denuncias de por medio. Al parecer, ni el problema era tan sencillo, ni la solución tan fácil.
El calendario laboral (los cuadrantes) o la falta de medios adecuados, son algunos de los motivos que han provocado tensión en los últimos años entre el alcalde y al menos parte de la plantilla de la Policía Local. Por ejemplo, en 2014 hubo una denuncia por el calendario laboral por parte de 10 de los 13 policías, mientras el año pasado fue motivo de declaraciones subidas de tono en los medios, por parte de unos y de otros, el estado del vehículo policial… El Sindicato Profesional de Policías Locales de Castilla-La Mancha también ha intervenido en este conflicto, lógicamente en defensa de los funcionarios, mientras que las reuniones con la Subdelegación del Gobierno se puede decir que han servido para más bien poco en relación a este tema.
Saber quién tiene la razón es muy complicado, a pesar de que algunas sentencias judiciales han sido favorables a la Policía (me corrigen el error involuntario). Probablemente, nadie tenga completamente la razón, ni completamente la culpa. Los problemas son muchos, y están íntimamente ligados unos con otros. Lo que se presenta como más evidente, es decir, lo que los ciudadanos perciben con más claridad, es que hay muchas bajas entre los policías, algo que no ocurre en otros departamentos municipales. En las Fiestas del año 2014, por ejemplo, fueron precisamente 10 de los 13 policías locales los que estuvieron de baja, algo que marcó un antes y un después en las relaciones entre el gobierno municipal y la Policía Local.
Al parecer, las medidas que se pensaban adoptar estos días para investigar la veracidad de estas bajas tan frecuentes, han trascendido a la opinión pública. El grupo de gobierno ha pedido a la oposición que sean discretos cuando se traten estos temas, algo que no ha ocurrido esta vez, lo que ha abierto más frentes polémicos al asunto. No está el fuego para que se le eche más leña, diría yo. Y es que la oposición tiene un papel fundamental en esta cuestión tan importante para Caudete. La responsabilidad y la cooperación con el gobierno en este asunto tienen que ser prioritarias, y quiero suponer que así será.
A mi entender, esta situación tan tensa es sobrevenida, y no tiene más solución que partir de cero. Esto equivale a un esfuerzo que difícilmente podrá llevarse a cabo, pero que valdría la pena intentar. Todos los grupos políticos con representación municipal deberían formar una comisión con expertos, al igual que tendría que intervenir en la misma una representación de los funcionarios policiales. La Policía Local, incluso, debería estar representada por uno o dos trabajadores, habida cuenta de la disparidad de criterios en el seno de la misma. Una vez formada esta comisión, tarea ya de por sí difícil, habría que plantear con absoluta claridad cuáles son los problemas y negociar una solución de consenso total. No valen mayorías en este caso, sino un acuerdo unánime para resolver de raíz los problemas que dan lugar a los conflictos.
Puede parecer una idea peregrina, incluso irrealizable, pero no creo que por las bravas se vaya a conseguir nada más que empeorar las cosas. La Policía Local plantea cuestiones legítimas, pero también el alcalde y el grupo de gobierno tienen el lógico deseo de que el departamento funcione correctamente, y plantean cuestiones igualmente legítimas. Pero entre tanta legitimidad, los que perdemos somos los ciudadanos.
La Policía Local debe ser respetada, puesto que forma parte de uno de los pilares de la convivencia en un estado de derecho. Pero es necesario que esta situación tan indeseable se normalice y que todas las partes hagan un gran esfuerzo por llegar a un acuerdo global que le ponga punto final, por el bien de todos.