El transporte es una actividad necesaria para poder ejecutar casi cualquier otra de las que realizamos a diario. Los medios de transporte son variados, desde su funcionamiento hasta su valor; por un lado, unos representan la meca de los avances tecnológicos y su costo es oneroso; por otro, son tan básicos que sólo requieren de fuerza humana, y con sólo solicitar mini préstamos se puede obtener un ejemplar.
En un mundo en el que los avances tecnológicos han convertido al sedentarismo en la norma general, podemos pensar que los inventos de antaño debieran estar quedando reservados para los museos, en especial aquellos que nos demandan un esfuerzo físico para verlos funcionar.
Además de esa realidad tecnológica, existe una degradación de las condiciones ambientales, suscitada en gran parte por los mencionados avances y la cuestionable acelerada evolución que ha demostrado tener como principal cualidad la tecnología.
Dicho esto, nos preguntamos si puede existir una respuesta que sea como la luz que nos guía a la salida de una cueva profunda, en la senda que parece oscurecer con cada avance tecnológico. Paradójicamente, una respuesta contundente al problema de la contaminación inherente al transporte y al sedentarismo dado por la tecnología, es un invento creado hace siglos: la bicicleta.
Platón y las bicicletas
Sí, muchos podrían argumentar que la bicicleta de hoy tiene bastante tecnología pero, de acuerdo con la idea platónica acerca de la esencia de las cosas, si aplicamos ese principio al tema en cuestión, una bicicleta puede ser de carreras, de montaña o de paseo; puede ser de cualquier color, con cambios o sin ellos y cualquier otra característica, pero no dejará de ser una bicicleta.
Lo importante en este punto es que se está hablando de temas tan amplios como el transporte, la contaminación, los motores de combustión interna, los motores de emisión cero, el sedentarismo y la tecnología, y que muchos de los problemas derivados de esta mezcla pueden ser solucionados con un invento, y no precisamente uno de esta era.
El funcionamiento del sistema actual se ha desarrollado gracias a una efectiva metodología de ensayo y error. La bicicleta ha venido demostrando que llegó para quedarse y que se ha inmortalizado, siendo versátil y útil en un mundo tan cambiante como el que vivimos.
Las bicicletas tienen personalidad
Siempre hemos pensado que si el mundo cambia debemos estar ahí para cambiar también. Lo que nos ha enseñado la bicicleta es que si tienes una idea clara de quién eres y tu propósito está bien definido con fuertes argumentos que lo sustenten, es realmente difícil que pases a quedar obsoleto.
Si vives en una ciudad congestionada en la que el transportarse afecta tu presupuesto a final de mes, puede que sea recomendable que pienses en adquirir una bicicleta. Si no alcanzas a cubrir el costo, hay opciones que te ayudarían, como www.rapidos24.es. Los beneficios personales en cuanto a salud interacción social y medio ambiente, de seguro te impulsarán ayudarán a tomar la mejor decisión.