Terminaron las Fiestas de Caudete, y me voy a permitir dar mi opinión sobre algunos aspectos de las mismas. No se trata de un análisis profundo, sino de algunas consideraciones y comentarios personales.
Empezaré diciendo que, en líneas generales, y desde el punto de vista de alguien que no lo ha visto todo, aunque sí lo más relevante, me han parecido unas buenas Fiestas. La participación en los actos de tiros continúa en línea descendente y, por contra, los desfiles han mantenido el listón alto del pasado año. Por lo demás, las actos más tradicionales, como los Ruedos de Banderas, o la Rueda de los Volantes, han seguido el guión centenario que los mantiene vivos.
Pese a los pronósticos meteorológicos, Caudete se ha librado de la lluvia estas Fiestas. Por lo menos, no ha estorbado casi nada, y con un par de retrasos en los horarios, ha quedado todo solucionado. Poblaciones vecinas, como Yecla, saliendo en los Telediarios por las trombas de agua sufridas, y aquí… a nuestra bola. Caudete es un caso de estudio para la meteorología, una isla donde los pronósticos son muy difíciles de que se cumplan. Será por la sierra, por las corrientes de aire o por la famosa avioneta, pero la lluvia huye despavorida en cuanto huele el pueblo. Para la ocasión, ¡fantástico! Para lo demás, la falta de agua no es una buena noticia.
Los desfiles, como el pasado año, no se han visto afectados por los cortes, su principal enemigo. Sólo con eso, el éxito está casi asegurado, porque ya se encargan las escuadras de poner todo de su parte para agradar al público asistente. El esfuerzo de los festeros por innovar con nuevos trajes, propios o alquilados, o aunque sea cambiando el tradicional modo de desfilar, ayuda a que los desfiles de La Entrada y La Enhorabuena resulten atractivos y no caigan en el aburrimiento. El hecho de que se incorporen boatos cada año más originales, o que el desfile no sea tan largo como hace unos años, también son puntos a su favor, sin olvidar la buena organización por parte de las Comparsas, que se nota que se lo han tomado muy en serio tras el fiasco de hace un par de años.
La Ofrenda de Flores fue muy seguida, también con ausencia de cortes. La presencia de la Fallera Mayor Infantil de Valencia le dio un toque muy especial, y no me parece que desentone en ningún momento, habida cuenta de las raíces valencianas de este acto concreto. La elegancia y saber estar de Daniela Gómez de los Ángeles me parecieron dignos de elogio, y Caudete ha de mostrarse agradecido por esta visita que, además, ayuda a la promoción de nuestras Fiestas.
Como ya he dicho, la escasez de tiros es evidente. Ya no es cuestión de poner paños calientes: la realidad es la que es. En mi opinión, la excesiva burocracia para poder llenar la caja de la pólvora y salir a convertirla en humo, ha convertido la arcabucería en un acto tan sumamente premeditado y tedioso, que supera con creces el problema del precio, otro hándicap importante. El hecho de que ya no participen niños ha quitado, también, la ilusión a las nuevas generaciones, que ya no sienten el deseo de disparar y que, seguramente, en el futuro hará que todavía decaiga más el número de tiradores.
Antes, con tener pólvora a mano, propia o de algún conocido, y tener ganas de disparar, era suficiente. Hoy en día, tienes que prever con mucha antelación esa participación, y a partir de ese momento es casi obligada, para que no te sobre pólvora y se añada un problema más a tu vida como festero. También te obliga a involucrar a alguien que haga de cargador, por lo que si de antemano no dispones del compromiso de esa persona, a veces poniéndola en el brete, tampoco te atreves a dar el paso.
El resultado es que sólo las Capitanías cumplen en ciertos actos de tiros, algo que, por otra parte, va con el cargo. Al menos, moralmente… Pero si nos fijamos en actos como las procesiones, en algunos momentos resulta dramático observar el bajón de tiradores por las calles caudetanas. Por eso, me pregunto si en un futuro las Comparsas tendrán que designar con antelación, de forma obligatoria, a los tiradores que habrán de participar cada año, pagando ellas incluso la pólvora y realizando las gestiones necesarias para ello.
Sobre los Episodios caudetanos, nada que objetar. Una maravillosa representación infantil, muy emocionante en algunos momentos, demostró que hay cantera para rato. Los tres actos de este año se cumplieron correctamente, con algunos cambios entre los personajes respecto al año pasado. Las vallas de madera que se estrenaron este año resultan un poco altas, pero aportan seguridad al espectador, al tiempo que mejoran la estética de la plaza, al igual que las colgaduras.
Tanto la mascletá como los fuegos artificiales fueron, de nuevo, muy aplaudidos. A mí me resultaron sobresalientes. La mascletá fue, sobre todo, muy potente, y nos hizo vibrar a todos de manera literal. Los fuegos artificiales tuvieron una gran calidad y una duración muy adecuada.
Varias cuestiones alrededor de las Fiestas también son dignas de mención: el Himno de Caudete, aprobado por el Pleno el día 5, y la carpa festera.
Respecto al Himno, tengo que reconocer que me pilló un poco por sorpresa. El Pleno aprobó el 5 de septiembre que sea el Himno a las Colonias el nuevo Himno de Caudete… En primer lugar, no había oído que hubiese necesidad de un himno para nuestro pueblo, ni que se fuese a plantear tan de sopetón, pero la propuesta para que fuese el Himno a las Colonias, aún me dejó más descolocado. Si hay una pieza que nada más escuchar las primeras notas nos haga pensar en Caudete, esa sería «El Caudetano». Sin embargo, según dicen los que entienden, esta composición no es, musicalmente hablando, un himno. Reconozco que no sé si un himno precisa tener unas características musicales concretas, pero a mucha gente, como me ocurre a mí, nos ha sorprendido la elección de la pieza porque, aún gustándome, el Himno a las Colonias es mucho menos conocida en nuestro pueblo que «El Caudetano».
La carpa festera ha sido, básicamente, como en años anteriores, con la diferencia de que estaba abierta, con lo que el sonido molestaba más a los vecinos. La música, claro está, era la misma para todo el recinto.
Yo ya he propuesto en alguna ocasión que crear dos o tres carpas independientes, más pequeñas y con música distinta en cada una de ellas, sería lo ideal. Por ejemplo, como en la Feria de Yecla. Esto permitiría ir cambiando de una a otra, o quedarse donde a uno le gustase más, con más variedad musical, incluso de ambiente. Estoy seguro de que si en una carpa predominase música de los 80 y 90, por poner un ejemplo, habría gente de una determinada edad, y si en otra predominase el house, lo mismo. Son ejemplos, pero creo que se entiende lo que quiero decir. La forma de gestionarse esto es lo habría que ver, pero casi todo en la vida tiene solución.
En cualquier caso, la gestión de la carpa, por lo que he visto y oído, ha sido bastante correcta, y se han realizado diversas actividades para incentivarla, algo que es de agradecer.
Se me quedan muchas cosas en el tintero pero, de momento, es suficiente…