Hoy voy a hablar de una tradición de Navas de Jorquera, en Albacete, en la que participaron durante décadas muchos vecinos de Caudete. Se trata de las fiestas en honor a San Eleuterio y San Liberato, y el tradicional paso por debajo de las andas durante su procesión.
El otro día tuve la oportunidad de conocer a la actual alcaldesa de Navas de Jorquera, María Dolores Murcia, y casualmente salieron a relucir en la conversación las fiestas y tradiciones de su pueblo. Me indicó que desde los años 60, empezaron a visitar la población caudetanos atraídos por la tradición de pasar por debajo de las andas de los santos. Y muy amablemente, me ha pasado un poco de la información que conoce al respecto.
Las imágenes de San Eleuterio y San Liberato son huecas, y en su interior albergan los huesos de los santos, que llegaron al pueblo el 12 de septiembre de 1665 procedentes de África. A partir de entonces, y hasta 1966, en esa fecha se celebró su festividad local. Desde 1966 hasta 1970 se celebraba el 2 de septiembre, y a partir de 1970 se pasó a celebrar el 10 de agosto.
La creencia popular dice que quien pasa tres veces por debajo de las andas, se cura las hernias que pueda tener. Según la gente del pueblo, esto es tan real que son muchos los testimonios que así lo corroboran. Sea como fuere, durante los años 80 y 90 llegaban a partir desde Caudete hasta dos autobuses completos para participar en este popular festejo.
Yo no conocía esta fiesta, pero me pareció interesante recordarla a quienes entonces, hace 20 ó 30 años, pasaban el día en esta pequeña población de unos 500 habitantes. Este pueblo linda con Cenizate, Mahora y Madrigueras, entre otros, y es principalmente agrícola, aunque desde hace unos años empieza a crecer el sector ganadero con la instalación de algunas granjas de cerdos, conejos y pollos.
Como nota curiosa, en Navas de Jorquera se encuentra el único templo al aire libre de la Comunidad Odinista de España, una organización religiosa neopagana. Es el primer templo construido en honor a Odín en todo el mundo, después de 1.000 años.
Con el paso de los años, los caudetanos empezaron a dejar de ir a Navas de Jorquera, aunque seguramente alguno lo hará de manera particular. No sabemos si es que las hernias no se curaban como se esperaba, si el coste del viaje fue un handicap para poder ir todos los años, o si es que las nuevas generaciones ya no son tan devotas como antaño. Probablemente, haya de todo un poco. Pero no está de más recordar a este pequeño pueblo hospitalario y seguidor de su tradición, y tal vez sea una buena ocasión para que quien tenga curiosidad por conocerlo, se acerque un día hasta Navas de Jorquera.
Mi agradecimiento a María Dolores, y es posible que el próximo año me acerque a conocer sus fiestas…