Sesenta personas acumulan tanta riqueza como la mitad más pobre del total de la población mundial. En España, veinte personas acumulan tanto como el 30% de todos los españoles. Se dice pronto, pero es difícil asimilar un dato tan disparatado. El problema es que una parte muy importante de ese dinero está en paraísos fiscales, lo que se traduce en que los países dejan de cobrar los impuestos correspondientes y, paradójicamente, los más pobres son los que pagan el pato.
Se estima que 7,6 billones de dólares (recuerda que un billón es un millón de millones…) es el montante que está repartido por los diferentes paraísos fiscales del mundo. Esta cifra tan brutal, como es lógico, se amasa de muy diferentes formas, pero a nadie escapa que los negocios «sucios» son los que generan más rentabilidad. De hecho, tener dinero en uno de estos bancos ya tiene que despertar sospechas, puesto que escapa al control tributario de los estados.
Esconder el dinero puede tener dos objetivos: o bien tiene un origen ilícito, o bien no se quiere pagar los impuestos correspondientes. En ambos casos, es intolerable.
Mientras tanto, los países en desarrollo pierden unos 100.000 millones al año en evasión de impuestos, según informa la organización Oxfam. Es decir, mientras que por un lado se crean campañas contra la pobreza y las ONG luchan por mejorar las condiciones de los países pobres, grandes corporaciones mundiales hacen negocio con el dinero que los delincuentes de guante blanco roban en esos mismos países. Y no pasa nada.
Los paraísos fiscales son lugares donde se vive muy bien, donde abunda el lujo. Todo, a base de, cuando menos, la evasión de impuestos. Por no nombrar el tráfico de armas, o de drogas. Sin embargo, aún no se han tomado las medidas necesarias para controlar semejante entramado criminal, que sería la mejor forma de calificarlo. Actualmente, todo está perfectamente regulado a nivel mundial: transacciones, operaciones de banca, operaciones bursátiles,… ¿Por qué no regular los paraísos fiscales y equilibrar de forma importante la economía planetaria?
Sí, es cierto que se han tomado algunas medidas correctoras, pero totalmente insuficientes para evitar que este tipo de bancos sigan siendo un nicho de dinero sucio. Es el destino final de muchos delitos, económicos y de otro tipo, y mientras sigan tal cual, será una de las causas de la brecha cada vez mayor entre ricos y pobres.