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Periodismo en extinción Artículo de Óscar de Caso

Óscar de Caso

Herir la sensibilidad debe ser una función básica del periodismo. Periodismo tiene que ser: «Difundir aquello que alguien no quiere que se sepa; el resto es propaganda. Su función es poner a la vista lo que está oculto, dar testimonio y, por lo tanto, molestar. Tiene fuentes, pero no amigos. Lo que los periodistas pueden ejercer, y a través de ellos la sociedad, es el mero derecho al pataleo, lo más equitativa y documentadamente posible. Criticar todo y a todos. Echar sal en la herida y guijarros en el zapato. Ver y decir el lado malo de cada cosa, que del lado bueno se encarga la oficina de prensa». (Horacio Verbitsky, periodista y escritor argentino).

Ahora toca escribir sobre una de las definiciones de «noticia»: es algo que se quiere que no se sepa o no se publique y, los más grave, además es verdadero. Otra definición, levemente más agresiva: si no hay alguien perjudicado, no hay noticia. ¿Quién establece el interés público de una noticia? Sin duda, el que la posee.

Turno de la palabra «información»: la información no es algo que se pueda comprar, es un bien público que se puede delegar en empresas privadas. La certeza que le damos a una información depende en la mayoría de las situaciones, si ésta coincide con nuestros razonamientos, o lo que es lo mismo, si nos da la razón, muy lamentable… Ese negocio privado de información se está convirtiendo, de un modo acelerado, en el negocio de la opinión. Aquí, en España, la adicción a los diarios que se leen o a las emisoras de radio que se escuchan es casi tan fanática como la devoción que se tiene a los partidos que se vota. De qué manera controla el poder político una información no deseada por él: disolviéndola en medio de un ruido mediático. Cuando se inunda de información al personal, el ojo no sabe dónde mirar, no entiende lo que está viendo o leyendo, entonces esa noticia desagradable para el poder, se desvanece.

En las universidades de periodismo enseñan, según sus estudios o encuestas, que las informaciones importantes o con repercusión social, si se producen por sorpresa y súbitamente, la gente, en la mayoría de los casos, viene a actuar de forma imprevisible. De ahí viene que los poderes políticos vayan filtrando en dosis suaves ese tipo de noticias, observando la repercusión social.

La gran paradoja actual de la información es que las poderosas empresas de comunicación han entrado en crisis, pero no el periodismo. Para tratar de solventar esa grave crisis han tenido la necesidad de «compadrarse» con los sectores financieros; resultado de ese ayuntamiento: la prensa libre se está hundiendo.

Explicando de manera previa lo que en estos días es la «poscensura», que viene a ser: la censura que ejercía la dictadura de Franco sobre las noticias que se debían de publicar, y que en estos últimos años las empresas de comunicación han logrado a través de Expedientes de Regulación de Empleo, despidos, coacciones y turbias presiones, con el fin de que cada periodista se autocensure en la información que posee bajo criterios que impone la dirección de modo solapado. Pues esa misma poscensura es la culpable de la grave crisis que están soportando estos mismos medios. La penitencia se redime con el pecado…

Para poder saber lo sano que se encuentra un país democrático, basta hacer «la prueba del nueve» que consiste en saber cuánto amor y cuánto asco produce la libertad de expresión. Esa misma libertad no es necesaria para las cosas que nos agradan sino para las que nos cuesta entender. Si los ciudadanos no están plenamente interesados en mantener la libertad de expresión poco a poco se perderá, y ocurrirá, aunque los poderes políticos no castiguen esa libertad. Ahora bien, si alguien tiene el suficiente poder para lincharte, ese derecho que posees quedará anulado. Y, aunque pueda parecer mentira, benditos lectores, las mismas personas que luchan por mantener tu libertad de expresión hoy, el día de mañana te censurarán. Tiempo al tiempo…

He dejado para el final del escrito algo que me incomoda (cada día más) de algunos periodistas: éstos, aspiran a escribir más novelas que tener que hacer investigaciones, escribir ensayos o crónicas políticas. A diferencia, en los países anglosajones están más ilustrados para escribir e investigar asuntos turbios.


Del libro «Parábola y poesía» escrito por el poeta León Felipe, el poema titulado «Sé todos los cuentos».

 

Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto.

Y lo he visto:

Que la cuna del hombre la mecen con cuentos…

Que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos…

Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos…

Que los huesos del hombre los entierran con cuentos…

Y que el miedo del hombre…

Ha inventado todos los cuentos.

Yo sé muy pocas cosas, es verdad.

Pero me han dormido con todos los cuentos…

Y sé todos los cuentos.