Un ETF es un fondo cotizado en bolsa, similar a las acciones. Sin embargo, a diferencia de los fondos de inversión tradicionales, que se compran directamente al gestor del fondo al final del día, los ETFs se negocian en bolsas a lo largo del día. Esto permite a los inversores comprarlos y venderlos en tiempo real a precios que fluctúan durante la jornada bursátil.
¿Cómo funciona un ETF?
Los ETFs están diseñados para replicar el rendimiento de un índice o de un grupo de activos. Esto significa que cuando compras una participación en un ETF, estás adquiriendo una pequeña parte de una cartera de activos que puede incluir acciones, bonos, materias primas o una combinación de éstos.
Por ejemplo, un ETF que siga el índice S&P 500 tendrá una cartera de activos que refleje las 500 empresas que componen ese índice.
Los ETFs pueden seguir diferentes tipos de activos. Los dividimos en cinco:
– Índices bursátiles: reproducen índices como el S&P 500, el NASDAQ 100 o el Dow Jones.
– Bonos: Algunos ETFs se centran en bonos del estado o de empresas.
– Materias primas: pueden replicar el precio de materias primas como el oro, el petróleo o los productos agrícolas.
– Específicos de un sector: hay ETFs que se centran en sectores como la tecnología, la energía o la sanidad, entre otros.
– Regiones geográficas: algunos ETFs están diseñados para seguir mercados específicos, como Europa, Asia o las economías emergentes.
Una de las características de los ETFs es que les permiten a los inversores obtener exposición a un amplio grupo de activos en una sola operación, lo que facilita la diversificación de la cartera.
También suelen tener comisiones más bajas que los fondos de inversión tradicionales, ya que muchos ETFs son de gestión pasiva, lo que significa que sólo siguen un índice sin necesidad de un equipo de gestión activa.
Cómo invertir en un ETF
Invertir en un ETF es similar a comprar acciones, pero siguiendo estos cuatro pasos.
Abrir una cuenta de corretaje
El primer paso es abrir una cuenta en una plataforma de corretaje que permita comprar y vender ETFs. Hoy en día, hay muchas plataformas online que ofrecen acceso a ETFs, y algunas incluso permiten la compra de pequeñas partes de ETFs, lo que facilita el acceso a este tipo de inversión con pequeñas cantidades.
Selecciona el ETF adecuado para ti
El siguiente paso es elegir el ETF que se ajuste a tus objetivos de inversión. Al hacerlo, es importante tener en cuenta varios factores. Por ejemplo, asegúrate de que entiendes qué activos o índices sigue el ETF; revisa la comisión anual, conocida como «ratio de gastos», que suele ser un pequeño porcentaje del valor total de la inversión; y considera la liquidez. Los ETFs con mayor volumen de negociación suelen tener menores diferenciales entre precios de compra y venta, lo que puede reducir los costes de transacción.
Haz una compra
Una vez que hayas seleccionado un ETF, puedes cursar una orden de compra a través de tu corredor de bolsa. Como los ETFs se negocian en tiempo real, puedes comprar y vender a lo largo del día, lo que te da flexibilidad para elegir la hora a la que operas.
Controla tus inversiones
Aunque los ETFs están diseñados para replicar un índice y generalmente requieren menos supervisión que una cartera de acciones individuales, es importante controlar el rendimiento del ETF en relación con tus objetivos financieros. Esto implica estar al tanto de los cambios en el mercado, los índices subyacentes y las condiciones económicas generales.
Este artículo ha sido redactado en colaboración con la plataforma de inversión DEGIRO.
La información de este artículo no se ha redactado con fines de asesoramiento, ni pretende recomendar ninguna inversión. Ten en cuenta que los hechos pueden haber cambiado desde que se escribió originalmente el artículo. Invertir conlleva riesgos (por ejemplo, volatilidad de precios, divisas o liquidez). Puedes perder los fondos invertidos. Ten en cuenta tus conocimientos y experiencia a la hora de tomar decisiones de inversión. Los resultados pasados no son un indicador fiable de los resultados en el futuro. Los mercados son volátiles y pueden fluctuar significativamente en función de acontecimientos económicos, políticos, normativos o de otro tipo.