A estas alturas, Rafa Nadal es mucho más que una leyenda. Apenas hay deportistas en el mundo que se le puedan comparar, y los adjetivos se agotan para definirlo: tenaz, competitivo, brillante, humilde… Rafa, como el ave Fénix, ha surgido innumerables veces de sus cenizas para volver mejor y más fuerte.
La trayectoria de Rafa Nadal es apasionante, y en el Open de Australia está demostrando que no se le puede aplicar ningún estereotipo. Ya hace tiempo que rompió todos los moldes, ¿por qué habría de cambiar ahora? Algunos vieron hace unos meses el final de su carrera pero, como tantas otras veces, ha vuelto a dejarlos mudos. Rafa ha vuelto a reinventarse, a rearmarse física y mentalmente, y mientras van cayendo los grandes, como Federer, absorbidos por las nuevas generaciones, él sigue firme, como si de un ilusionado y virtuoso novato se tratase.
Duckworth, Ebden, De Miñaur, Berdych… La carrera australiana marcha por buen camino, y el público, pese a haber derrotado a tres locales, no puede sino rendirse a los pies de un Rafa apoteósico. A punto de cumplir 33 años, parece acumular experiencia sin perder capacidad competitiva.
Sin embargo, las lesiones que ha ido acumulando a lo largo de su vida deportiva lo han lastrado considerablemente. Ha dicho en muchas ocasiones que siempre juega con dolores, ya sea en las manos, en las rodillas, en la espalda… Una de sus frases es «Sin sufrimiento no hay felicidad». Aún así, eso es algo que aún lo hace más grande. Porque, ¿qué habría pasado de no haber sufrido tantas lesiones…? Es difícil de imaginar.
Las buenas sensaciones que está sintiendo en el Open de Australia las transmite tras cada partido. Y, como si estuviese empezando, ¡aún dice que tiene que mejorar su servicio! Con todo, buena señal, también, para todos aquellos que lo admiramos y lo queremos ver más tiempo en la competición, porque la garra sigue intacta, la moral indestructible, la pasión a flor de piel.
Hay que tener en cuenta que Nadal suele jugar mejor en los finales de temporada, una de las razones por las que el Abierto de Australia se le ha resistido en muchas ocasiones, aunque lo ganó en 2009. Por eso, los especialistas no pronosticaban nada bueno para Rafa este año, al que llegaba de una temporada de baja por su enésima lesión. Sorprende, pues, este comienzo de temporada, en el que, termine como termine, ya ha conseguido realizar un espectacular torneo.