Redes Sociales

Editoriales
Tarde o temprano, las personas tendemos a encontrar en todo el resquicio por donde hacer daño. Las redes sociales ya hace tiempo que se convirtieron en una importantísima fuente de comunicación, con múltiples aplicaciones y usos prácticos para las personas, pero también ahí ha llegado la degradación, en algunos casos hasta límites vomitivos.

Es triste comprobar cómo un alto porcentaje de mensajes y comentarios de los que circulan diariamente por la red están compuestos por insultos, difamaciones, falsas noticias o amenazas. Es el día a día que se puede apreciar en periódicos, blogs, foros, redes sociales, etc. Ayer, sin ir más lejos, con motivo del asesinato de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco, Twitter fue uno de los escenarios en los que se plasmó hasta qué punto de bajeza puede llegar el ser humano, con comentarios deleznables sobre una persona vilmente asesinada. Es cierto que los autores de estos u otros comentarios parecidos se califican a sí mismos, pero no por ello te queda mejor sabor de boca.

Por desgracia, hasta algún político fue capaz de entrar en esta dinámica. Hoy martes, la concejala socialista de Vilagarcía de Arousa, Susana Camiño, ha anunciado su dimisión tras un comentario en su Facebook sobre el asesinato de Carrasco. "No quiero comentar, pero quien siembra vientos recoge tempestades", escribió. Yo sí que no voy a comentar sobre su no-comentario. Por supuesto, ésta no ha sido la reacción del PSOE, que se ha solidarizado plenamente con el Partido Popular y con la familia de Isabel.

La inmensa mayoría de usuarios de las redes sociales hacen un uso correcto de estas herramientas, pero una minoría de indeseables consigue hacer daño a través de ellas amparados en un supuesto anonimato. Por fortuna, el supuesto anonimato en la red, hoy en día, no existe. Hace poco, por ejemplo, se han llevado a cabo varias decenas de detenciones de usuarios que hacían apología del terrorismo y menospreciaban a las víctimas. Y aunque esta operación ha sido llamativa por el número simultáneo de detenidos, cada día hay detenciones a lo largo y ancho de nuestro país por cuestiones relacionadas con los delitos tecnológicos, entre los que destacan las calumnias, insultos o amenazas a través de la red.

Creo que ése es el camino, porque en caso contrario nos encontraremos ante un fracaso monumental. Internet es sinónimo de libertad, pero no puede ser la escupidera de algunos descerebrados. Por ello, es importante tener en cuenta que la Guardia Civil dispone de una unidad dedicada a este tipo de delitos, y es fundamental denunciar todo este tipo de conductas desaprensivas si tenemos conocimiento de ellas, o si nos afectan en un momento determinado. Repito que en la actualidad no existe el anonimato real en la red cuando estamos hablando de un delito, y que siempre es deseable poner en manos de la Justicia a quienes no tienen otra ocupación que hacer daño.

La más absoluta libertad de expresión nada tiene que ver con la falta de respeto a los demás, porque cuando eso ocurre, la libertad ya ha desaparecido.



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