La fuerte subida de votos en Caudete para partidos como Podemos, UPyD, Ciudadanos o Izquierda Unida, y el fuerte descenso que ha supuesto para el Partido Popular y el PSOE tiene que tener una lectura sosegada y responsable por parte de estos dos últimos partidos. Es indiscutible que tanto populares como socialistas han sufrido un revés electoral considerable por parte de sus votantes. Pero, curiosamente, no uno a costa del otro: parte de los votantes que solían apoyar a PP o PSOE han elegido nuevas opciones. Esto responde a un castigo claro a los dos partidos mayoritarios, algo que, en las actuales circunstancias, tampoco es sorprendente.
En mi opinión, y lo he dicho en alguna ocasión, el gran problema de la política son… los partidos políticos. Esto puede parecer un juego de palabras, pero no lo es. No es de ser responsables que los representantes políticos miren antes por su partido que por sus ciudadanos. Gobernar no debe ser un apoyo para los partidos, sino para los gobernados. Y en los gobiernos también cuenta la oposición, parte activa que tiene que tener una clara vocación de control y de colaboración con el propio gobierno, ya sea a nivel nacional, regional o local.
Los continuos enfrentamientos, las posturas enconadas, el ataque constante al rival político y, entre tanto, la falta de soluciones, terminan por cansar a los ciudadanos, y por desgastar a los protagonistas de la lucha. No es sólo una opinión personal, que lo es, sino que los hechos, en forma de votos, lo corroboran.
Nuevas formas de hacer política se tienen que abrir paso entre tanta crispación. La capacidad de diálogo, la negociación, la imaginación, incluso, para emprender nuevos proyectos, tienen que ser las herramientas de los políticos del futuro. Es un reto complicado, pero total y absolutamente necesario.