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Ser de derechas es muy humano Artículo de Óscar de Caso

Óscar de Caso

Para dar comienzo al escrito de hoy expondré algo de lo que estoy muy convencido: para que una persona pueda ser de derechas o de izquierdas no influye de manera decisiva su renta (podría ser lo obvio). Más bien, es a consecuencia de su personalidad moral.

La derecha siempre ha sido muy aplicada con sus deberes, lo llevan haciendo con modélica dedicación desde hace cuarenta años; practican con probada destreza la cohesión que les otorga el poder, como medio y fin para poder conservarlo. Es, sin duda, la agrupación política con mayor coherencia entre sus ideales y sus hechos; ninguna de las dos últimas repúblicas españolas pudieron lograr tanta coherencia.

La derecha ejerce el corporativismo hasta sus más altas consecuencias, toleran los comportamientos deshonestos de los suyos ya que tienen sobradamente claro quienes son sus enemigos y acatan el régimen interior de su partido a pies juntillas (me atrevería a escribir: con un ligero tufillo de complicidad). Resulta muy extraño que algún corrupto convicto de derechas tire de la manta en algún asunto turbio de su equipo. Muy ejemplar…

Sigamos escribiendo sobre la corrupción de la derecha. Ésta, posee dos cualidades: es endémica y, a su vez, hereditaria. Endémica, porque sumado a su falta de moral y de ética, viene afectando a casi todos los estratos del partido con complicidad compartida. Hereditaria, porque no cabe duda alguna que forman parte de la oligarquía financiera del franquismo que miman, cuidan y financian los intereses de su partido.

La inmigración. En este apartado la derecha lo tiene chupado. El pánico que le produce a la izquierda crear una política real, razonable, actual, casi justa, clara y duradera sobre los graves problemas que ha tenido y tiene la inmigración en España, le regala a la derecha, en modo de exclusiva, la xenofobia más montaraz, acercándose, de modo peligroso, a los ideales de la extrema derecha sobre este delicado asunto.

Ahora toca la libertad. No recuerdo que politólogo nombra la «Libertad Negativa», que viene a ser la ausencia de interferencias con la voluntad de una persona; esa persona es liberal si quiere algo y nadie (ni nada) se lo impide. ¡Qué jodios! Un ejemplo actual es la comunidad homosexual de derechas y su legítimo derecho a tener hijos. Con la maternidad subrogada han escogido la libertad negativa de mercantilizar los vientres de alquiler. Se sitúan furiosamente en contra del aborto, pero compran maternidades futuras. Resumiendo: generalizando un poco con cuidado y respeto se puede pensar que las personas de derechas tienen «viruta» y se sienten más libres cuantas menos normas limiten su voluntad o capricho.

El Nirvana de la derecha pudiera ser un paraíso donde se refleje una sociedad adicta al consumo desmesurado, donde casi todo permanezca desregulado, ese todo se convierta en mercancía y tengamos mucha pasta para poder comprarlo. Cuando se produce una crisis económica a la derecha les viene casi bien (palabras del señor Montoro), se erigen en salvadores virtuales de la misma. Las crisis les favorecen sin duda.

La derecha parlamentaria es una metáfora de conservación de lo existente; de ahí viene lo de conservadores (no será de la naturaleza). Éstos, tienen una marcada tendencia a decirle al personal de izquierdas el modo en que tienen que comportarse en política. Poseen un ego de superioridad que les hace parecer como por encima de los demás, nunca se arrepienten de nada ni tienen la bondad de pedir disculpas.

A la derecha nunca se le debe regalar ni avergonzar por ser franquista, hay que castigarlos por corrupción mantenida y por crueldad manifiesta. Desprecian la crítica, sólo responden a ella con zafiedades e insultos, y en las redes sociales propagan el miedo a modo de propaganda nazi; miedo a los extranjeros, a las mujeres, a los distintos, a las otras religiones. Se agrupan las derechas (la derechita cobarde y la valerosa) bajo el manto de la fundación FAES y José María Aznar, intentando construir una nueva CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) como la que durante la Segunda República gobernó entre primeros de 1934 y febrero de 1936. Reservándole un negociado a VOX por si fuera menester.

Me reitero en lo que he escrito en el título: Ser de derechas es muy humano. Lo último de este escrito lo añade Juan Carlos Monedero y dice: «Ser de derechas no es una cuestión meramente electoral. Se puede votar a la derecha y ser una persona decente. No es tan sencillo, en cambio, ser una persona de derechas de verdad y ser decente».


 

El uruguayo señor Jorge Drexler hace 17 años grabó un disco y lo tituló: «Eco2». Dentro del mismo escojo la canción: «Milonga del moro judío». Un alegato en contra de las terribles barbaridades que se han cometido debido a un exagerado fanatismo de las religiones durante miles de años.

 

Por cada muro un lamento

en Jerusalén la dorada

y mil vidas malgastadas

por cada mandamiento.

Yo soy polvo de tu viento

y aunque sangro de tu herida

y cada piedra querida

guarda mi amor más profundo,

no hay una piedra en el mundo

que valga lo que una vida.

Yo soy un moro judío

que vive con los cristianos,

no sé qué Dios es el mío

ni cuáles son mis hermanos.

No hay muerto que no me duela,

no hay un bando ganador,

no hay más dolor

y otra vida que se vuela.

La guerra es muy mala escuela

no importa el disfraz que viste,

perdonen que no me aliste

bajo ninguna bandera,

vale más cualquier quimera

que un trozo de tela triste.

Yo soy un moro judío

que vive con los cristianos,

no sé qué Dios es el mío

ni cuáles son mis hermanos.

Y a nadie le di permiso

para matar en mi nombre,

un hombre no es más que un hombre

y si hay Dios, así lo quiso.

El mismo suelo que piso

seguirá, yo me habré ido;

rumbo también del olvido,

no hay doctrina que no vaya,

y no hay pueblo que no se haya

creído el pueblo elegido.

Yo soy un moro judío

que vive con los cristianos,

no sé qué Dios es el mío

ni cuáles son mis hermanos.