Durante los días 29, 30 y 1 mayo, el grupo formado por Santiago Aguilar, Jorge Amorós Francés y José Andrés Marco Requena intentaron coronar tres de las montañas más altas de la cordillera Pirinaica sobre terreno invernal: Taillón (3.144 m), Monte Perdido (3.355 m) y Aneto (3.404 m).
El primer día, partieron desde la Pradera de Ordesa, pasando por la impresionante Cola de Caballo, llegando hasta el Refugio de Goriz (2.200 m) para comer y reponer fuerzas. Llegados a este punto, el equipo hizo el intento de acceder a la Brecha de Roland (2.804 m) hasta la cima del Pico Taillón o Pic du Taillon, en la frontera con Francia. Durante el ascenso, y superada la cota de los 2.600 m de altitud, se vieron sorprendidos por una tormenta eléctrica y de granizo que los obligó a deshacer el camino hasta el Refugio de Góriz.
Al día siguiente, tras pernoctar en el Refugio de Goriz y reponer fuerzas, emprendieron el exigente ascenso hasta la cumbre de Monte Perdido, atravesando la famosa y letal «Escupidera», punto negro de accidentes en el Pirineo por el fatal desenlace para muchos de los montañeros. Dicha «Escupidera» consiste en un canal vertical con una pendiente media de 45 grados, que en condiciones invernales se convierte en un tobogán de hielo y nieve con una caída de 300 metros.
El ascenso al Aneto
Tras superar este tramo y conseguir hacer cumbre, retornaron hasta la Pradera de Ordesa y se desplazaron rápidamente hasta el Valle de Benasque, donde les esperaba su último objetivo, el punto más alto de los Pirineos y el tercero más elevado de España, el Aneto.
Habiendo descansado muy pocas horas, y con los kilómetros acumulados de los dos últimos días, atacaron la cima del Aneto comenzando en la Cabaña de la Besurta (1.920 m). Dicho ascenso lo iniciaron atravesando un tramo de mucha exigencia física, con grandes sueltas y neveros con mucha pendiente, hasta alcanzar el Portillón Superior (2.908 m), una brecha localizada en la cresta de los Poritllones, desde la cual se puede acceder a un extenso mar de nieve y hielo de más dos kilómetros de longitud, bajo el cual se haya el imponente Glaciar del Aneto. Una vez superado, les permitió alcanzar el Collado Coronas (3.201 m).
Llegados hasta este último punto, sólo les quedaba emprender la recta final hasta el conocido, y por muchos temido, Paso de Mahoma, donde alcanzaron la cumbre del Pico Aneto.
«Para nosotros ha sido una experiencia memorable, ya que hemos coronado las dos cumbres más significativas del Pirineo en poco más de 24 horas, y queríamos compartirlo con el pueblo de Caudete», nos comentan.
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