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Un llamamiento a la cordura: Torre Pacheco no puede caer en el odio Artículo de José Manuel Penadés Cambra

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Lo que está ocurriendo estos días en Torre Pacheco debería encender todas las alarmas, no solo por la gravedad de los hechos, sino por lo que pueden significar a largo plazo si no reaccionamos con inteligencia, empatía y firmeza. Hemos asistido a escenas de violencia callejera, persecuciones racistas y una peligrosa expansión del odio, todo bajo el pretexto de una respuesta a una agresión aislada. Y digo “pretexto” porque lo que se ha visto en las calles no es justicia, sino barbarie.

Resulta preocupante —y profundamente triste— que en pleno 2025 sigamos cayendo en errores históricos: culpabilizar a colectivos enteros por los actos individuales, dejar que la ira nuble la razón, y sobre todo, permitir que el discurso del odio cale en nuestras comunidades. Torre Pacheco ha sido durante años un ejemplo de integración, de convivencia multicultural, de esfuerzo compartido entre quienes nacieron aquí y quienes llegaron buscando una vida mejor. Que unos pocos incendien esa convivencia con violencia y manipulación no puede ni debe representar el sentir general de la ciudadanía.

Porque el verdadero peligro no es solo lo que ya ha pasado —que es grave—, sino lo que puede venir si no frenamos esta deriva. Si dejamos que los ultras dicten el relato. Si permitimos que la política se alimente de discursos que estigmatizan al inmigrante. Si cerramos los ojos ante la desinformación que circula libremente por redes sociales, buscando provocar enfrentamientos entre vecinos. No se puede tapar una agresión con otra agresión. No se puede llamar “defensa del pueblo” a lo que es, simple y llanamente, racismo violento.



¿Y ahora qué? La respuesta no está en más odio. Está en la ley, en el diálogo y en la responsabilidad institucional. Las autoridades deben garantizar la seguridad de todos los vecinos —sin excepción— y actuar con firmeza contra quienes han provocado este caos. Pero también hay una responsabilidad ciudadana: no dejarse llevar por el miedo, no caer en generalizaciones, no aceptar que lo inaceptable se normalice.

Torre Pacheco no puede perderse a sí misma en este torbellino. No podemos permitir que la convivencia que tanto costó construir se derrumbe en una semana. Necesitamos cordura, sí, pero también valentía: para frenar a quienes siembran el odio, para alzar la voz cuando otros callan, para recordar que el respeto no es negociable.

Este no es solo un problema local. Es un espejo de lo que puede pasar en muchas otras partes de España si no actuamos con responsabilidad. Por eso, desde este rincón, lanzo un llamamiento a la reflexión: que este episodio no sea el inicio de algo peor, sino una llamada de atención que nos recuerde lo esencial. Que el miedo no puede ganar. Que el odio no puede tener la última palabra.



José Manuel Penadés Cambra