Vicente, primero en UCD y luego en el Grupo Independiente, supo encaminar con éxito a nuestro pueblo hacia un escalón superior. Caudete sufrió cambios muy importantes a todos los niveles durante su mandato. Urbanísticamente, el Paseo Luis Golf pasó a ser el corazón de Caudete. Llevó a cabo las gestiones necesarias para que una empresa como Crisnova se instalase en nuestro pueblo (no quiero pensar qué sería de Caudete hoy en día sin esta empresa…). Fue capaz de llegar a un consenso con toda la oposición para ceder sus sueldos para la rehabilitación de nuestra plaza de toros, derruida en aquel tiempo. Mantuvo buenas relaciones con el entonces presidente regional, José Bono, del PSOE, con quien no tuvo ningún problema para negociar con él, incluso tener una buena amistad, pese a ser teóricamente rival político…
En definitiva, fue un buen político. Sabía estar a la altura de las circunstancias y encajó con talante los reveses. Cuando dejó de ser alcalde, continuó participando de la vida social caudetana, especialmente en las Fiestas de septiembre, que tanto le gustaban… De Mireno, de Moro, ¿qué más da…? ¡De festero!
Fue un empresario ejemplar, con empuje, con ideas innovadoras… Hace poco estuvimos en su empresa con el Presidente de las Cortes Regionales, Vicente Tirado, quien se mostró sorprendido por la ilusión de Lillo, por sus explicaciones precisas de cómo realizaba sus productos y de su visión empresarial a gran escala. Su empresa, ya dirigida por sus hijos, ha sabido mantenerse en esta crisis terrible, lo que también dice mucho de la sólida base que Vicente supo establecer.
Desde pequeño tuve buena relación con Vicente, ¡jugué muchos partidos de tenis con él! Era una persona franca, y decía lo que tenía que decir, pesara a quien pesara. Sin embargo, no recuerdo ningún mal modo en él. De lo poco que he hablado de política con él, se me quedó grabada la palabra HABLAR. Hay que hablar mucho, con todos, el tiempo que haga falta…
Creo que llevaba razón.
Desde estas líneas envío un fuerte abrazo a su familia…