En la tradición cristiana, José y María, fueron, técnicamente, unos emigrantes que llegaron a una tierra donde no eran queridos, y donde no había sitio para ellos. En nuestra niñez, nos enseñaron a sentir pena por el hecho de que María no pudo acceder a ninguna posada para dar a luz a su hijo, y tuvo que hacerlo en un pesebre, junto a los animales… Pues convendría recordar que aquella historia, triste en sí misma por la situación de abandono de una familia, de desarraigo, y de posterior persecución, se repite cada día muy cerca de nosotros.
Miles de personas salen de sus países de origen a diario por muy diversos motivos. Muchos huyen de guerras, de persecuciones. Otros, simplemente buscan una vida mejor, para ellos, para sus familias… Es una aspiración legítima de todo ser humano, especialmente de todos aquellos que no han tenido la suerte de nacer en Madrid, en París… o en Caudete, sin ir más lejos, el intentar mejorar sus condiciones de vida.
Existen muchos prejuicios entre nosotros sobre los inmigrantes, y si bien es cierto que una inmigración descontrolada es causa de muchos problemas, especialmente para los propios inmigrantes, también conviene desterrar bulos y noticias falsas que contribuyen a crear xenofobia en nuestra sociedad.
He echado mano de datos oficiales para ver qué hay de cierto en las afirmaciones que más se suelen hacer cuando se habla sobre inmigración. Y, sinceramente, me he sorprendido de lo equivocados que estamos en cuestiones muy básicas que creemos ciertas.
Una muy común es sobre las supuestas «pagas» que reciben los inmigrantes, legales o ilegales, y se afirma que tienen muchas subvenciones. ¿Es esto cierto…?
El uso por personas extranjeras del Sistema Integrado de Usuarios de Servicios Sociales no pasa del 12,5%. Al ser una población mayoritariamente joven, apenas representan el 1% de las personas beneficiarias de pensiones en España, y más de la mitad procede de la Unión Europea. Hay que tener presente que 4 de cada 10 inmigrantes procede de otros países europeos. Vamos, que solo una parte de la inmigración llega en patera, pese a nuestra percepción a través de los medios de comunicación.
El Estado dispone de varios tipos de subvenciones destinadas a inmigrantes. Por un lado, están las subvenciones del programa de Atención Humanitaria a Personas Inmigrantes, dirigidas a las personas inmigrantes que llegan a las costas españolas o forman parte de asentamientos que comportan graves riesgos sociales y sanitarios. El destino de estas ayudas es atender, de forma inmediata, el estado de necesidad en que se encuentran.
Por otro lado, están las subvenciones para Proyectos de Retorno Voluntario, dirigidas a facilitar el regreso a sus países de origen a las personas inmigrantes que, cumpliendo los requisitos legalmente establecidos, así lo deseen, y las subvenciones del Programa de Protección Internacional (refugiados), dirigidas a promover las acciones de acogida e integración de las personas que solicitan y/o son beneficiarias de protección internacional, protección temporal y apatridia. Se enmarca dentro de la estrategia europea en este ámbito, de conformidad con la legislación comunitaria e internacional.
Las subvenciones para la Integración de Inmigrantes van dirigidas a ONGs y entidades sin ánimo de lucro, que desarrollan programas de integración propios a inmigrantes.
Todas estas subvenciones son puntuales, según necesidades concretas (llegada de refugiados, la acogida humanitaria de inmigrantes llegados en patera, etc.), pero no suponen una ayuda directa y periódica a los inmigrantes. De hecho, no existe ninguna prestación que esté destinada a dicho colectivo. Los ciudadanos únicamente pueden acceder a las distintas prestaciones del Estado si cumplen los requisitos y, entre ellos, siempre está el encontrarse en situación regular, pero no hay ninguna que se pueda pedir por ser inmigrante.
Sí que existen otras ayudas a las que acceden los inmigrantes legalmente establecidos en nuestro país, como es la Ayuda al Alquiler. Aunque la mayoría piensa que son casi siempre para inmigrantes, la realidad es que no es cierto. Según las cifras totales de las ayudas autonómicas al alquiler de viviendas concedidas entre 2016 y 2017, la población extranjera representa alrededor del 40% de los beneficiarios. El porcentaje varía mucho entre las distintas comunidades autónomas. Mientras que en Extremadura y Andalucía el porcentaje de inmigrantes que reciben la subvención se sitúa por debajo del 10% —6,7% y 9,7%, respectivamente—, en Cataluña, Aragón y La Rioja está cerca del 50%. El País Vasco es el único lugar donde más de la mitad de los beneficiados por la ayuda del alquiler son extranjeros (52%).
En Castilla La Mancha, los extranjeros que reciben ayudas al alquiler suponen el 37,5% del total.
Las razones para obtener estas ayudas no son por nacionalidad, sino por la situación socioeconómica personal o familiar, por lo que acceden a ellas tanto nacionales como extranjeros en igualdad de condiciones.
El máximo que se puede recibir por este concepto son 2.400 euros al año para el pago del alquiler de la vivienda.
Otro cliché que subyace en la sociedad es que los inmigrantes saturan la Sanidad. Pero, en total, la población extranjera supone el 6,5% del gasto sanitario, tres puntos menos que su porcentaje poblacional. Sí es cierto que los inmigrantes hacen un mayor uso de los servicios de urgencias, en muchas ocasiones porque se les retiraron sus tarjetas sanitarias con los recortes en Sanidad, y este servicio es el último recurso legal establecido por ley.
Aún así, las personas inmigrantes contribuyen a la financiación de la Sanidad, que en España proviene de impuestos como el IRPF, el IVA u otros especiales. De hecho, incluso las personas en situación irregular la están financiando, aunque sea mínimamente, cuando pagan por productos o servicios.
¿Es verdad que los inmigrantes roban el trabajo a los españoles? La Ley de Extranjería contempla una serie de requisitos bastante estrictos para poder trabajar en España, y es necesario disponer del visado de entrada, el permiso de residencia y el permiso de trabajo. Es decir, que el proceso puede ser bastante largo, y solamente aquellos que ya se encuentran establecidos legalmente, pueden trabajar. Otra cosa es que haya empresarios que traten de aprovecharse de la situación y contraten inmigrantes en situación ilegal, siendo estos empresarios los que cometen un delito.
Es cierto que esto provoca el problema de que haya miles de inmigrantes en situación irregular y sin posibilidad de trabajar. Como no puede ser de otra forma, la solución es complicada de resolver, y da lugar a que una parte de los inmigrantes tenga que llevar a cabo trabajos fuera del sistema legal (los llamados manteros, por ejemplo, u otras ocupaciones en la economía sumergida).
Bueno, con estas líneas he tratado de ofrecer una visión un poco más justa de la realidad de la inmigración, que se convierte en un drama cuando se produce de forma ilegal. Las mafias exponen a estos inmigrantes a morir en el mar tras pagar fuertes sumas de dinero, y la llegada a nuestras costas no mejora mucho la situación. La saturación de los centros de acogida se está convirtiendo en un problema humanitario, y las ONG se encuentran desbordadas… Por ello, toda ayuda es poca, y la comprensión y el respeto son una buena forma de aportar un granito de arena a la solución de este problema.
Bienvenidas, pues, las iniciativas como las que emprende Caudete Se Mueve, muy centradas en los refugiados, y las de todas aquellas organizaciones que se dedican a mejorar las condiciones de todos aquellos que un día salieron de su tierra para salvar su vida, o para buscar un poco de felicidad…
Caudete Digital