El idioma catalán goza de una buena salud, ni mucho menos está en peligro, y es respetado por la inmensa mayoría de españoles. Lo mismo pasa con las costumbres y tradiciones catalanas, o con su patrimonio cultural, por poner algún ejemplo. Políticamente, Cataluña no ha sido maltratada y, económicamente, los gobiernos centrales han tenido en algunos momentos una generosidad con ella que otras comunidades hubiesen querido… Es decir, no conozco razones objetivas que me lleven a pensar qué motivos tendría Cataluña para separarse del resto de España.
Sin embargo, el nacionalismo absolutamente trasnochado que nos ocupa tiene otros planes, en los que juegan bazas importantes el enfrentamiento y la xenofobia, por ejemplo. Muchos son los que se han ocupado de sembrar el odio, de automartirizarse, de crear equívocos entre las personas para preparar el terreno adecuado para que las fronteras que piensan construir parezca que tengan un sentido más defensivo que separatista. En este contexto, Artur Más viaja a Bruselas a pedir auxilio, a pedir por favor que los ayuden a librarse de España, que así no pueden vivir un solo minuto más…
En un momento en el que el mundo trabaja para tener las menos fronteras posibles, algunos quieren inventárselas. En eso radica su fuerza, en ser capaces de convencer de que solos, serán mejores. De que solos, serán más ricos. De que solos, lo tendrán todo… Estos Cantos de Sirenas pueden ser muy atrayentes, pero podríamos recordar que los Argonautas fueron capaces de no caer en las garras de aquellos monstruos mitológicos. ¿Cómo…? Cuando los remeros empezaban a oír a las Sirenas, Orfeo tocaba su lira y su música era más bella, consiguiendo neutralizarlas, por lo que podían continuar su camino.
Así las cosas, ahora sólo nos falta saber quién podría emular a Orfeo en Cataluña.