Jesús Ramos ha dedicado en MARCA.COM esta semana un completo artículo a nuestro querido atleta Antonio Amorós, «El Galgo de Caudete». Reproducimos a continuación íntegro dicho artículo. –
«El pueblo albaceteño de Caudete vio venir al mundo, el 9 de enero de 1927, a Antonio Amorós López, hijo de unos agricultores de la zona cuyas propiedades eran unos viñedos y unas tierras que les daban para vivir. Cuando llegó la hora de ir a la escuela, Antonio se mostró un poco reacio pero pronto se aclimató a su nueva vida. Lo malo es que cuando contaba nueve años estalló la Guerra Civil y el pequeño Amorós tuvo que abandonar la escuela y dedicarse a las labores del campo para ayudar a su padre.
Finalizada la Guerra, Antonio se apuntó a la Centuria Pedro Gil y practicó la natación, el ciclismo y el fútbol. En este deporte es donde destacó entre sus compañeros y con diecisiete años pasó al Caudete como medio volante. El joven despuntaba maneras y fue traspasado al Villena. Allí se convenció de que el fútbol no era lo suyo y al ver que no progresaba continuó con los viñedos y la huerta de sus padres.
Cuando tenía 21 años le hicieron participar en una carrera pedestre de siete kilómetros para formar una selección que represente a Albacete en los Campeonatos Nacionales del Frente de Juventudes. Curtido por el sol y con largas jornadas en el campo como base, Antonio se defendió bien y logró la victoria. En el Campeonato Nacional, celebrado en 1948, consiguió el séptimo puesto. Tenía mucha resistencia pero le faltaba técnica y picardía a la hora de correr.
En 1949 se disputó en el Estadio de Montjuich el Campeonato de España absoluto. Estaban los mejores atletas de la época, pero Amorós se sentía fuerte y cuando se dio la señal salió como una flecha. El público estaba asombrado y los competidores se preguntaban, ¿dónde irá ese galgo? Pero el galgo, a media carrera, empezó a cansarse y en el kilómetro seis los ases le alcanzaron. Una vuelta después Antonio Amorós abandonó la prueba, pero la lección le sirvió para el futuro.
En la explanada de los Nuevos Ministerios Antonio ganó el Gran premio del Frente de Juventudes. Empezaron a lloverle ofertas para participar en diversas carreras por España. Al mismo tiempo, le ofrecieron fichar por diversos equipos con tentadoras ofertas. Al final, lo hizo por el Real Madrid que, además de un dinero, le ofrecía un puesto en el Banco Mercantil e Industrial. El puesto en el banco era de ordenanza y como tenía que estar mucho tiempo de pie, Antonio consideró que no era bueno para su vida atlética. Así que en 1951 decidió abandonar Madrid porque una lesión de rodilla no le permite rendir al máximo.
Se fue a Valencia, a la Peña Deportiva Valencianista, y allí batió todos los records levantinos. Fue cuando el Barcelona le hizo una oferta que aceptó y sirvió para conocer al auténtico «galgo de Caudete». El primer día del año se celebraba la Jean Bouin y Antonio, defendiendo los colores azulgrana, se alzó con el título. En 1954 ganó el Campeonato de Cataluña y el de España y en el Cross de las Naciones queda el undécimo.
Se celebró un encuentro internacional en la Ciudad Universitaria frente a Alemania. Los alemanes eran superiores y ganaron todas las pruebas menos la de 10.000 metros, que Amorós venció con autoridad. Eso le llevó a correr el 19 de mayo una carrera para batir el record de España de la distancia en poder de José Coll. Con Mariano Martín y Cerezo como liebres comenzó la prueba a las siete de la tarde. 30 minutos, 30 segundos y seis décimas más tarde el record estaba en su poder.
Amorós sufrió una rotura de fibras y no pudo acudir a los Campeonatos Nacionales de 1955. La Federación, que pidió la obligatoriedad de asistir a los atletas bajo amenaza de sanción, no tuvo en cuenta esta circunstancia y le castigó con seis meses de descalificación y la exclusión de la selección. Ante esta injusticia, decidió abandonar el atletismo, pero una oferta del Español le hizo recapacitar. Le ofrecieron 2.500 pesetas de sueldo y un trabajo de bombero. El doble que ganaba con el Barcelona.
Con el Español escribió páginas gloriosas en los campeonatos de España y en la San Silvestre de Sao Paulo. En Brasil fueron tantos sus triunfos que los trofeos conquistados hicieron que tuviera problemas en el aeropuerto por exceso de equipaje.
En 1960 le ofrecieron 100.000 pesetas por correr con el korricolari Chiquito de Arruiz, pero acosado por las críticas de los puristas, Antonio Amorós abandonó la idea defraudado en lo más íntimo. La carrera iba a disputarse el 8 de diciembre y los empresarios de las plazas de Tolosa, Pamplona y San Sebastián se disputaban el honor de celebrar la prueba.
Meses después, ya con 34 años, volvió a ganar el Campeonato de España y acudió al Gran Premio de las Naciones, donde sólo pudo vencerle el inglés Heatley. Era una buena forma de despedirse del atletismo internacional: quedando subcampeón del Mundo. Amorós siguió corriendo unos cuantos años más, pero en carreras más selectivas y menos importantes. El «galgo de Caudete» iba haciendo mutis por el foro para que su retirada no fuera traumática. En su hogar de Barcelona le esperaban su esposa y su hija.»
Fuente: MARCA.COM
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