El título de este editorial es sencillo, como sencillo es su contenido.
Felicitar la Navidad se puede hacer de mil formas distintas, pero todas tienen un componente en común: alguien se ha acordado de nosotros. Aunque se haya hecho a través de Whatsapp, de correo electrónico, a una lista de distribución de miles de usuarios o con una simple tarjeta manuscrita, quien la envía, en el fondo, ha tenido una buena intención. Fíjate… aunque haya sido con un sentido comercial. Me da igual.
Yo os quiero felicitar también la Navidad, y desearos un Próspero Año 2020… Siempre me ha gustado esa palabra, la de «próspero», así que yo no la voy a cambiar sólo porque sea antigua o muy manida. Es bonita, y tiene un significado difícil de mejorar en esta ocasión. Quizás se inventó sólo para los finales de año.
Aunque comienzan los felices años 20, aún no cambiamos de década. Para eso hay que esperar al año que viene, pero si es preciso empezar a celebrarlo, más vale que sobre tiempo, que no que falte.
Pese a que sé que ya está cerca, y me puede leer en su Iphone, Papá Noel que me perdone, pero yo soy de los Reyes Magos. Como siempre, esperaré mis regalos la noche del 5 de enero. Uno no siempre se porta bien, y quizás este sea el año en que me llegue el carbón. Es decir, tal vez sea el año en que han podido acceder, por fin, a todo mi historial. El 5G me pone de los nervios.
La Navidad también es el tiempo de los reencuentros, y de recordar a los que ya no están. Los reencuentros se celebran y se disfrutan, y así lo haré. Recordar las ausencias también lo haré, con agradecimiento, cariño y también con nostalgia… ¡claro que sí!
Disfrutad. Es una orden.
Caudete Digital