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Fiestas 2017: buen sabor de boca

Las Fiestas de este año nos han dejado buenas sensaciones. La menor participación en los actos de arcabucería se ha visto compensada por la mejora en otros aspectos, y en conjunto hemos disfrutado de unas Fiestas excelentes.

En mi análisis particular, empezaré por lo menos bueno: los tiros. Y digo «menos bueno» para mí y para los que sienten que los tiros son parte fundamental de nuestras Fiestas, porque también esta bajada en el número de tiradores es algo positivo para muchos caudetanos para los que la pólvora o sobra, o es menos importante. Pero, como digo, para mí sí es un tanto preocupante la drástica disminución de participantes en los actos de arcabucería.

Es evidente que la nueva normativa y los precios de la pólvora son dos hándicaps que han ido frenando la participación. Otro hecho, derivado de lo anterior, es que los niños han desaparecido de los actos de disparo. La repercusión que tiene esto a la larga es una falta de interés por disparar cuando sean mayores de edad, ya que en muchas ocasiones la afición empieza de niños. Ocurre lo mismo con los pequeños caudetanos que, por vivir fuera de Caudete, no pueden participar en las Fiestas debido al comienzo del curso escolar, o el fin de las vacaciones de los padres, por ejemplo.

Con todo, no ha quedado ningún acto de disparo que no haya tenido, al menos, la mínima participación necesaria para llevarlo a cabo. Y si este año, con la aplicación de la nueva normativa, se puede considerar como el de mínima participación, todo hace pensar que de cara a años venideros la cosa se puede mantener, incluso aumentar, lo que aseguraría las Fiestas, en su estructura, tal y como las conocemos en las últimas décadas.

El resto de actos ha sido un compendio de buen hacer por parte de todos los implicados en la organización de nuestros días grandes, con escasas y poco importantes excepciones. Así, para contrarrestar los tiros, hemos disfrutado de una pirotecnia espectacular. «Pirotecnia Mediterráneo», cuyo gerente es Toni, caudetano que, además, el próximo año hará la Fiesta con la Comparsa de Guerreros, nos ofreció una magnífica mascletá el día 6 y un fantástico castillo de fuegos artificiales el día 9, amén de la traca que pone fin a las Fiestas. Tanto la mascletá, como los fuegos artificiales, sin duda, de lo mejor de los últimos años.

Los desfiles, tanto La Entrada, La Enhorabuena y la Ofrenda de Flores, estuvieron muy bien organizados, y con muchísimo interés por parte de las escuadras, boatos y resto de participantes por hacerlo bien. Muy bien, diría yo. Por lo tanto, no cabe otra cosa que felicitar a todos, en general, por el gran espectáculo que nos ofrecieron y que, sin duda, agradó mucho al público asistente. Y respecto a los desfiles, hay que resaltar el hecho de que, pese a la amenaza de la lluvia durante La Enhorabuena, que nos mojó a todos durante un rato, ninguno de los festeros dudó por un instante en seguir desfilando, que lo hicieron con más ganas si cabe. Ni los músicos, a los que hay que agradecer su profesionalidad y su cooperación en todo momento, pese a la condiciones que, por un segundo, me hicieron dudar de la continuidad del desfile.

Los «Episodios caudetanos», como es habitual, fueron vibrantes. La emoción se entremezcla con la pasión, incluso con el humor, y los Embajadores de este año supieron darle, de nuevo, ese toque antiguo y tradicional, con su gesticulación, declamaciones y ademanes centenarios. Además, las guerrillas previas siguen contando con un numeroso público en la Plaza del Carmen, donde se libra la batalla final. Para terminar este apartado, la Entrada de Embajadores se ha consolidado como un pequeño desfile en el que se puede ver de cerca a los Embajadores y participantes de los «Episodios caudetanos», y que cada vez más gente acude a presenciar.

Los Ruedos de Banderas, pese a no verlos todos, me dicen que han sido muy buenos, y los Ruedos de Volantes, tres cuartos de lo mismo. El Paseo de Volantes siempre es emocionante, porque es uno de los primeros actos de Fiestas y, además, es bonito ver a los niños estrenando con toda la ilusión del mundo sus trajes, y la alegría y orgullo de sus familias recorriendo las calles de Caudete.

Las procesiones con la Virgen de Gracia han transcurrido con menos pólvora, pero con la misma solemnidad de siempre. Los horarios han sido, lógicamente, más ligeros, algo que, a la postre, viene bien a festeros y público, que no tienen que aguantar largas esperas de pie y hace que todo parezca, incluso, mejor.

Manolo Cantos nos ofreció su Pregón el día 5, en el que recordó que hizo la Fiesta hace 50 años y que este año vuelve a hacerla, aparte de otras muchas cosas, como cuestiones relacionadas con su trayectoria al frente de la Mayordomía de la Virgen. La Retreta posterior fue multitudinaria, y los Faroles rodaron con frenesí durante todo el recorrido.

Me gustó que el Ayuntamiento realizase los homenajes del día 6 en la calle, porque pudo asistir mucho público. Y el hecho de que los fotógrafos y prensa tuviésemos que llevar acreditación no es mala idea, aunque no resuelve todos los problemas. Es de agradecer, eso sí, que se facilitase el acceso a la prensa y personas acreditadas a la Sala de la Villa, especialmente para poder hacer fotografías de los «Episodios caudetanos» sin molestar al público.

No me quiero dejar en el tintero el popular acto de la Izada de la Bandera del día 3 de septiembre por «Los del Palo», que cada vez congrega a más gente en la Plaza de la Iglesia y que, para muchos, es el escopetazo de salida de las Fiestas.

En resumen, unas Fiestas excelentes. Por mi parte, felicito a todos los participantes, organizadores y a todos aquellos que han colaborado de alguna forma en su desarrollo.

Ahora ya, toca preparar las de 2018…

Redacción - CD

Miguel Llorens fundó Caudete Digital en el año 2000. Apasionado de la informática y de la comunicación, desde la creación de este diario local ha mantenido su vocación de informar y su espíritu de servicio público.