La guerra en Yemen, que enfrenta a una coalición árabe con los rebeldes hutíes, estalló a primeros de 2015. Pero, desde su inicio, el conflicto ha permanecido casi olvidado, con poca repercusión mediática, y sus protagonistas, especialmente los más débiles, como las mujeres, los niños o los refugiados, abandonados a su suerte por la comunidad internacional.
Casi la mitad del país, unos 12 millones de personas, se encuentra en situación vulnerable o de peligro real. Las enfermedades, que se extienden por falta de medios sanitarios adecuados, están haciendo mella en la maltrecha población que, además, se encuentra desnutrida y abatida moralmente. Sin olvidar que más de 100.000 personas han muerto ya en esta guerra… de momento.
En esta situación de caos, sólo algunas organizaciones internacionales, como ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados, prestan asistencia sobre el terreno a los cientos de miles de refugiados que ha generado el conflicto. No hay que olvidar que estamos hablando de la peor crisis humanitaria de la actualidad.
La labor de ACNUR en los campos de refugiados es encomiable, a la vez que muy complicada, ya que se ocupan, por ejemplo, de montar albergues de emergencia y dotarlos de colchones, mantas, colchonetas, juegos de cocina, mesas, sillas… Pero en este caso concreto, no sólo se ocupan de los yemeníes, sino que tienen que atender a miles de refugiados que llegaron a Yemen por diversos motivos (conflictos en sus países, persecuciones, hambrunas…) y que ahora vuelven a sufrir en sus carnes los desastres de una guerra.
La razón de que haya tantos refugiados en Yemen es que, a pesar de ser un país pobre, ha firmado a lo largo de los años diversos acuerdos internacionales sobre refugiados. Ahora, sin embargo, este buen proceder se le vuelve en contra, ya que el número de desplazados y damnificados se multiplica, y las agencias de ayuda internacional se ven desbordadas.
ACNUR estima en cerca de 200 millones de euros el montante necesario para hacer frente a este desastre humanitario. Por ello, se hace un llamamiento internacional para que los ciudadanos realicen una donación de dinero destinada a esta causa, ya que sólo se ha podido recaudar hasta ahora una parte de esa cantidad.
Las cifras que está generando esta guerra son espeluznantes. La ONU alerta de que podría ser la peor hambruna vivida en el mundo en los últimos 100 años. Actualmente, más de la mitad de la población no tiene nada que comer. Casi dos millones de niños sufren desnutrición aguda, y cerca de medio millón se encuentran en un estado muy grave.
El mundo no puede permanecer impasible ante semejantes datos. Urge, hoy más que nunca, la solidaridad y la ayuda internacional, y el apoyo a organizaciones como ACNUR, para que puedan desarrollar su labor humanitaria en Yemen.
Conviene recordar que ACNUR también actúa en otros muchos lugares, como los campos de refugiados en Europa. Su labor es muy amplia, y está respaldada por la ONU, pero precisa del apoyo de los ciudadanos para su financiación, algo a tener en cuenta a la hora de realizar donaciones con todas las garantías.