Que un alcalde responda a las provocaciones de grupos de esta índole no es adecuado. Primero, porque esos grupos violentos es lo que buscan: la publicidad. Segundo, porque ante el sinsentido no cabe ni el diálogo, ni la cordura. Siempre se va a perder. Pero nuestro alcalde lo ha hecho, y eso, ahora, supone una parte de la fiesta, aunque la vertiente que más me preocupa es la degeneración y podredumbre en la que una parte de nuestra sociedad está instalada.
En este bendito país, y en este bendito pueblo, éste es uno de esos momentos en que todos quieren asestar el golpe de gracia. Para los "más que buenos" de ciertos sectores políticos es más importante (¡y rentable!) ponerse del bando supuestamente "agredido" que defender una postura digna y razonable para nuestro pueblo. No importa que los medios de comunicación tergiversen y manipulen la información, tal y como está ocurriendo, ni que Caudete se resienta momentáneamente como pueblo a nivel nacional: lo que importa es ver si con esto podemos arañar algún voto en alguna de las próximas elecciones.
Particularmente, creo que la política ha llegado a extremos vomitivos. Pero no estoy hablando sólo de PSOE, PP, UPyD o cualquier otro partido político. Hablo también de los sindicatos, corruptos y sin escrúpulos, y, por supuesto, de estos grupos minoritarios que pretenden conseguir sus sueldos amedrentando al resto de ciudadanos con la excusa de la crisis y de la mala situación económica, engañando a todo aquel que pueden engañar miserablemente.
Yo paso apuros económicos como la mayoría de ciudadanos, pero mi desesperación no la voy a escupir en la calle contra mis vecinos para sacar beneficio propio, como hacen muchos. Lucharé con los medios que me da el sistema para cambiar el sistema. Pero insultando y quemando el negocio de otro sólo conseguiréis que os odie. Profundamente.
La lucha, desde el respeto. Los cambios, desde dentro del sistema. Cualquiera lo puede intentar, y si tantos sois, ganaréis las elecciones y lo conseguiréis. No es tan difícil, el problema es tener los arrestos y los apoyos sociales suficientes.
Como siempre, sin duda ninguna, lo cómodo es insultar, destruir y agredir. Así, no hace falta tener un proyecto, ni un ideal: es cuestión de quemar el mundo porque me tratan mal. Y punto. Pero, por Dios, no me dejéis gobernar… ¡¡porque no sabría qué hacer!!
De pena.