El año pasado participó en la Ofrenda de Flores de las Fiestas de Caudete la Fallera Mayor de Valencia, Alicia Moreno. Este año lo han hecho la Fallera Mayor, Raquel Alario, y la Fallera Infantil, Clara María Parejo.
Antes de nada, porque creo que es de justicia, quiero FELICITAR a la Asociación Cultural Valencianista de Caudete por esta iniciativa, y AGRADECER a las Falleras Mayor e Infantil de Valencia y a la Falla Visitación Orihuela su visita a Caudete, así como a la Junta Central Fallera su buena disposición para que todo se pudiese llevar a cabo.
Tal y como recuerda la Asociación Valencianista en una nota prensa, la Ofrenda de Flores de Caudete tuvo su origen por iniciativa de valencianos y caudetanos, miembros de las Colonias caudetanas de la ciudad del Turia, en los años 1940/1950, a imagen y semejanza de la que en Valencia se realizaba (y se realiza) a la Virgen de los Desamparados. Prueba de ello, es el mural de azulejo que hay en la Lonja, y que muchos caudetanos creen que es la Virgen de Gracia, cuando, en realidad, representa la Imagen de la Virgen de los Desamparados, regalo que hicieron los miembros de la Colonia Valenciana de entonces. Se realizaba la Ofrenda a esta Imagen, pero a la vez se inició la Ofrenda a la Virgen de Gracia, Patrona de Caudete.
Por eso, si alguien me pregunta al respecto, le diré que la presencia de las Falleras en la Ofrenda de Flores de Caudete no sólo es algo bonito, sino que es una de esas cosas que cobran un sentido que engarza perfectamente con el contexto histórico y cultural de nuestras Fiestas. Es más, debería ser algo muy emotivo para los caudetanos, pues es la expresión viva de una tradición que iniciaron con gran cariño nuestros antepasados y que ha llegado hasta nuestros días. De hecho, muchos se preguntan porqué suena tanto en la Ofrenda de Flores el pasodoble «Valencia»… Bueno, pues yo creo que muchos ya tendrán clara la respuesta.
Generalmente, conocer el origen de la cosas, y la historia en general, ayuda a interpretar correctamente todo aquello que nos rodea. Cuando hay gente que opina que la presencia de las Falleras puede quitar protagonismo a otros participantes del desfile, yo, por contra, pienso que, efectivamente, tienen un gran protagonismo porque representan el origen de ese desfile, y deben tener ese protagonismo, sin duda ninguna. Pero eso no resta nada a nadie, sino todo lo contrario: lo hace más grande.
Es probable que, en años venideros, unas veces vengan las Falleras, y otras no. Yo no lo sé. Pero haber tenido el privilegio de que las máximas representantes de una de las fiestas más importantes del mundo, como son las Fallas, hayan estado en Caudete, puede considerarse un honor. Y máxime, como digo, cuando representan tanto, al menos, en el desfile de La Ofrenda de Flores de nuestra localidad. Eso, sin contar con que otros actos, como la mascletá, también vino de mano de aquellos entusiastas festeros residentes en Valencia.
Muchas poblaciones importantes de la Comunidad Valenciana se quedan boquiabiertas al saber que las Falleras han participado en nuestras Fiestas. No es para menos. Por eso, yo insisto en el ánimo a la Asociación Valencianista para que siga con esta iniciativa, para que no se canse, y también le pido al Ayuntamiento que continúe en su apoyo a que las Falleras vengan a Caudete. Especialmente, a la Ofrenda, porque es un acto especialmente adecuado tanto para ellas, como para el mismo desfile, que, en mi opinión, se completa con las representantes más idóneas, al representar el germen de ese acto en nuestra localidad. A la vez, nos hermana, de alguna forma, con Valencia, una ciudad donde muchos caudetanos encontraron su trabajo y su vida, donde muchos estudiaron y estudian, y donde muchos siguen viviendo.
A quienes puedan pensar que alguien trata de imponer algo, o de crear algo nuevo, le digo que se equivoca. A mi modo de ver, no es algo caprichoso o fuera de contexto. Tenemos muchos nexos en común con Valencia, eso es indudable, y nuestras Fiestas son, en un altísimo porcentaje, fruto de ese pasado valenciano que, en nuestro devenir como pueblo fronterizo, tuvimos en determinados momentos de nuestra historia.
Ser capaces de disfrutar en armonía de las cosas buenas de unos y de otros, por encima de autonomías o fronteras burocráticas, hace más felices a las personas, y más maduras a las sociedades.
