Tengo pachucho a mi amigo Pedro Agulló, y tener enfermo a alguien que aprecias siempre es, en cierta medida, un dolor sordo y abstracto que te acompaña casi sin darte cuenta, pero que está ahí. El recuerdo del amigo viene a nosotros a diario, y con él, el deseo de su pronta recuperación, tenga lo que tenga.
Pedro ha hecho, hace y hará muchas cosas por su pueblo. El ámbito festero es su debilidad, aunque también destaque en otros campos, como en el mundo empresarial, donde, junto a su hermano, han sabido mantener y hacer grande un negocio familiar heredado de su padre.
A Pedro le pasa, más o menos, lo que a Paco Grande, de quien también escribí algo hace unos meses: no le gusta el ruido mediático. A ambos, curiosamente, les unen muchas cosas, como su amor por los Episodios Caudetanos, por ejemplo. A Pedro le gusta colaborar sin destacar, prefiere la discrección al autobombo. Eso sí, le gusta hacer bien las cosas, y de éstas ha hecho bastantes. En las Fiestas lo ha hecho prácticamente todo: tesorero de la Comparsa de Guerreros, directivo de la Asociación de Comparsas, ha hecho la Fiesta, ha rodado la Bandera y desempeñado otros cargos festeros, ha sido Embajador, director de la Embajada, presidente de la Comisión de los Episodios Caudetanos,…
La forma de trabajar de Pedro es la propia de una persona con interés por lo que hace: constante, trabajador incansable y paciente. Sabe que no todo el mundo es como él, y por eso aprecia y agradece la ayuda de todos, sin exigir más de lo que cada cual ofrece. Si se desespera, lo hace en el sitio debido, y ante quien debe hacerlo, sin aspavientos. Si consigue un éxito, siempre lo comparte.
Pedro hace poco que ha tenido que dimitir como director de nuestra Embajada. La salud le impide seguir en el cargo, pero eso no quita para que siga con la misma preocupación y el mismo interés por todo aquello que rodea a la Embajada, a nuestras Fiestas… Comparte ese interés con esta nueva lucha contra la enfermedad que le ha tocado vivir, y que todos deseamos que logre vencer cuanto antes.
Este pequeño artículo no tiene otro fin que el de destacar las cualidades y el trabajo de otro buen caudetano como es Pedro, y aunque a lo largo de su vida ha recibido homenajes y reconocimientos, y los seguirá recibiendo, dedicarle unas palabras era algo que tenía pendiente desde hacía tiempo. Trabajar a su lado siempre me ha sido fácil, y siempre he aprendido algo de él. Eso pasa en contadas ocasiones, y por eso me siento honrado por su amistad.
Pedro, ¡mucho ánimo y mucha fuerza! No hace falta que te diga cuánto te aprecio, pero en esto más vale pecar por exceso que por defecto.