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Reinos de Taifas

Si algo ha llevado a España a la cola de tantas cosas, eso ha sido el sistema autonómico que sufrimos desde hace varias décadas. Nada nos ha quitado tanto, y nos ha aportado tan poco.

Entre los siglos XI y XII proliferaron en España los Reinos de Taifas, que eran los muchos pequeños reinos en los que se dividió el Califato de Córdoba. Esa división debilitó enormemente a los musulmanes, hasta tal punto que no pudieron resistir el avance de los reyes cristianos desde el norte. La unión política y militar habría hecho de los musulmanes un enemigo muchísimo más difícil de derrotar.

En la actualidad, nuestro país, muy dado a no aprender de la experiencia propia o ajena, atraviesa el apogeo de sus propios Reinos de Taifas. Y todos estamos tan contentos y felices, dando por hecho que las autonomías son algo bueno y que los problemas que generan son inevitables. Yo estoy absolutamente convencido de que el sistema autonómico español es el mayor lastre que tenemos y que tendremos nunca para el desarrollo de nuestro país.

Tener autonomías, ¿qué beneficios nos reporta? Yo no he encontrado todavía ninguno. Para mí, tener un gobierno regional supone una duplicidad de gastos, una merma en los servicios y un criadero de corrupción, al necesitarse una ingente cantidad añadida de políticos y cargos públicos.

¿Qué quiero decir con una merma en los servicios? No tengas ninguna duda, querido lector, que el sistema sanitario es uno de los más afectados. ¿Sabes que la comunicación de los historiales médicos todavía no es posible entre las distintas comunidades autónomas? Si te vas de vacaciones a otra comunidad y tienes la mala fortuna de caer enfermo o de sufrir un accidente, puedes tener problemas, ya que el sistema actual no garantiza el intercambio de información. En 1978 se creó el INSALUD, que estuvo activo hasta el año 2002 (año en que se crearon las consejerías de salud en las comunidades autónomas), y con los escasos medios informáticos que existían en aquellos años, había mayor interconexión que ahora. Y esto sirve incluso para las farmacias, que no son capaces de interrelacionarse correctamente con usuarios de fuera de sus comunidades de residencia.

La tramitación de cualquier documentación oficial varía de una autonomía a otra. Tenemos diecisiete administraciones distintas. Diecisiete sistemas educativos. Diecisiete sistemas de empleo. En resumen: tenemos diecisiete problemas enormes. Pero la mayoría de nosotros seguimos contentos y felices, sin preguntarnos jamás qué narices nos ha aportado este sistema, en mi opinión tercermundista.

Un país fuerte y cohesionado, sin el gasto inconmensurable que supone el desmembramiento del país en trozos ficticios, podría haber avanzado el doble de lo que lo hemos hecho. Es complicado, porque esto supondría poner cuidado en cuestiones delicadas, como no discriminar y potenciar las distintas culturas o los distintos idiomas del país, pero esto no necesariamente tendría que haber supuesto un conflicto regional. Tengamos en cuenta que el nacionalismo extremo catalán viene de los diez últimos años, y una correcta negociación global podría haber solucionado muchos conflictos actuales. En cualquier caso, en ese sentido no sería peor que lo actual.

Pero esto no ha parado aquí. En lugar de mejorar, todo empeora cada día. Los diecisiete reinos tienden a aislarse unos de otros cada vez más. Caudete sufre, junto a todos los pueblos fronterizos, las consecuencias de este sistema suicida que se desentiende de sus vecinos y provoca la insolidaridad más absoluta. Una administración olvida la de al lado, y allá con sus problemas, sean de la índole que sean. Esto lo saben bien bomberos o sanitarios, que se encuentran a veces ante disyuntivas que no deberían ser tales. Un fuego es un fuego, y se apaga aunque haya una raya virtual de por medio.

Recuerdo cuando en el Club de Tenis jugábamos «el Campeonato Regional». La región entonces era la lógica: Albacete y Murcia. Distancias prudentes entre pueblos y ciudades que podían relacionarse de forma fácil, incluida la competición deportiva. Desde que se crearon las autonomías, jugamos un solo año. Ahí acabó «el Regional». Ir a jugar a Ciudad Real o Guadalajara… pues mira, que no tiene lógica para el deporte amateur.

Este tipo de sistema autonómico que tenemos me resulta anti-natura. Es pretencioso y carece de la generosidad propia de un país moderno. Es inflexible, insolidario y muy caro. No hacía falta construir muros donde no los había.

¿Somos así más modernos? Yo creo que no, pero para muchos, la respuesta es afirmativa. Por supuesto, yo soy consciente de que puedo estar equivocado, y estoy abierto a ser convencido. El problema es cuando otros piensan que llevan la razón absoluta.

Eso da más miedo.

 

Redacción - CD

Miguel Llorens fundó Caudete Digital en el año 2000. Apasionado de la informática y de la comunicación, desde la creación de este diario local ha mantenido su vocación de informar y su espíritu de servicio público.