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Responsabilidad catalana

catalAnte los retos y desafíos basados en el odio, ante el desgorbierno y la desvergüenza, la mayoría de catalanes dijeron ayer NO. Arturo Más ha llegado al límite del despropósito, y ahora debería dimitir, y contemplar desde su retiro el desastre y el daño causado a la sociedad catalana en cinco años por su afán de convertirse en el reyezuelo perpetuo de Cataluña.

Han sido años y años de manipulación en muchos ámbitos, pero fundamentalmente a través de muchos medios de comunicación, que reciben generosas aportaciones económicas por parte del gobierno nacionalista (de 2008 a 2014 el gobierno catalán otorgó 82 millones de euros en subvenciones directas a medios de comunicación). La gigantesca maquinaria ha funcionado a la perfección, y casi dos millones de catalanes han sucumbido al hipnotismo del odio abstracto, sin fundamento claro, hacia el resto de españoles.

Como si el resto de España fuese el enemigo terrible que arrasará no sabemos muy bien qué, el único fundamento del independentismo es el odio, la xenofobia, el rencor… No hay argumentos históricos, ni culturales, ni de ningún otro tipo. Se trata de inventar un enemigo, provocarlo, y utilizar la respuesta a la provocación como excusa para consolidar la enemistad. Un viejo truco que muchos catalanes tienen muy claro, pero que otros muchos apoyan y que sirve de excusa perfecta para no gobernar y dedicarse a montar un chiringuito de poder de república bananera.

Algunos independentistas, incluso, ya se plantean saltarse la ley. Me gustaría saber qué harían si gobernasen algún día y los ciudadanos se negasen a pagar sus impuestos, por ejemplo, amparados en la misma táctica. ¿No sería lícito incumplir la leyes si el propio gobierno lo hace?

Por fortuna, la mayoría de los catalanes está en la responsabilidad. La mayoría no vive obsesionada por el odio, ni desea levantar muros. Quiere trabajar, vivir dignamente, disfrutar de su familia, de la vida. No desea el enfrentamiento inútil para satisfacer a un puñado de políticos corruptos que no desean el bien de Cataluña, sino el suyo propio. La mayoría de catalanes demostró ayer que está muy por encima del fanatismo, y que desea librarse de la tiranía de un gobierno que trata de llevarlos a un enfrentamiento entre sus propias familias.

El problema es que también son muchos los que siguen la estela de la ruptura. Se sienten cómodos en el enfrentamiento, y el germen del rencor se autoalimenta. Aunque ayer quedó clara la voluntad de confraternidad en Cataluña, auguro todavía muchos y duros enfrentamientos.

Mando desde aquí un abrazo a la Cataluña plural, trabajadora, solidaria, amable y vital. Es decir, a la verdadera Cataluña.

Redacción - Caudete Digital

Miguel Llorens fundó Caudete Digital en el año 2000. Apasionado de la informática y de la comunicación, desde la creación de este diario local ha mantenido su vocación de informar y su espíritu de servicio público.