Editorial | Miguel Llorens Tecles /
Ayer falleció Arturo González-Campos Jiménez, fotógrafo, festero… amigo. La semana pasada hablé con él por Whatsapp, me comentó que estaba mejor, y la verdad es que me dejó un buen sabor de boca. Incluso me dijo que me iba a llamar para hacerme unas fotos para una exposición que pensaba hacer próximamente… Llegué a pensar en un milagro, pese a ser conocedor de la gravedad de su enfermedad.
Recuerdo el día que me dio los detalles, y cómo terminó su explicación: «es inoperable». Me quedé muy impresionado, y no me lo podía creer. Los primeros meses lo notaba pesimista, pero en los últimos tiempos creo que a la mayoría les decía que estaba mejor… Supongo que no quería disgustarnos.
Conocía a Arturo desde hacía unos 15 años. Nuestra amistad empezó a través del foro de Caudete Digital. Él vivía en Madrid, y recuerdo que cuando se vino a vivir a Caudete algún tiempo después, cenó en mi casa la primera noche que estuvo aquí. No nos veíamos a menudo, pero cada vez que hablábamos era como si estuviésemos juntos cada día.
Hemos coincidido en cuestiones festeras, también en algunas profesionales, y siempre ha sido muy agradable tratar con él. Tenía una conversación cargada de sentido común, y en el aspecto festero siempre tuvo las ideas muy claras. Pertenecía a la Comparsa de Moros, y colaboró en muchas ocasiones con diferentes asociaciones locales, como Asprona, en su faceta de fotógrafo. Y, desde luego, siempre que le pedí su ayuda, la tuve.
La fotografía era su pasión. Las Fiestas de Moros y Cristianos pasaron por su objetivo desde todos los ángulos y perspectivas. Pero no sólo fueron las Fiestas, ya que deja buena muestra del patrimonio de Caudete, de eventos deportivos, de paisajes caudetanos, y muchos «books», como les llaman ahora. Llegó a tener su propio negocio de fotografía, pero poco después también llegó la enfermedad.
Estas palabras sólo pretenden rendir mi pequeño homenaje a un amigo, Arturo, al que ya sólo le puedo desear que descanse en paz…
¡Te echaré de menos, amigo!
