Algunas personas han descubierto que puede resultar agradable y divertido alimentar a los animales silvestres. En concreto, nuestra sierra, desde hace ya un tiempo, ha sido reconquistada por una especie emblemática: la Cabra Montesa, o también llamada Cabra Pirenaica (aunque allí, lamentablemente, se extinguió).
Esta especie es endémica de la Península Ibérica y es el gran símbolo de nuestras montañas. Que la volvamos a ver en nuestra Sierra es, además de un privilegio, un signo de que en ella encuentran un lugar idóneo para su alimentación, cría y expansión.
La Cabra Montés es un herbívoro oportunista, lo que quiere decir que puede alimentarse en épocas de poco sustento alimenticio de raíces, frutos, grano e incluso comer alimentos que no correspondan con estas características. Dar de comer a las cabras, como a cualquier otro animal silvestre, es intervenir en su ciclo biológico, creando un hábito para estos, como otros animales, que puede tener consecuencias fatales.
Problemas de enfermedades, entre otros
Un alimento procesado, o resto de nuestras cocinas, requiere de una gran ingesta de agua de buena calidad para estos animales, y precisamente nuestro clima no es precisamente agradecido para que estos animales, en gran parte del año, puedan conseguir esto, poniendo en peligro su salud y creando problemas añadidos, al tener las mismas que ir a buscar fuera de su hábitat esta suplementación.
Así mismo, si alimentamos a los animales silvestres estamos creando un hábito muy peligroso para los mismos, ya que, además de perder el miedo al ser humano, estas mismas crean un hábito y pierden la capacidad de alimentarse solos. Además, los animales silvestres son muy sensibles a nuestras enfermedades, y podemos generar un problema de sanidad animal.
Los animales silvestres portan y transmiten enfermedades endémicas de los mismos: tuberculosis, sarna, peste porcina, brucelosis, rabia, mixomatosis, diversidad de hongos y bacterias que pueden ser transmitidas más rápidamente entre ellos, al crear el hábito alimenticio y crear una pequeña endogamia (se reproducen solo los de la misma familia), y perjudicar la expansión natural de la especie. También pueden transmitir estas enfermedades a nuestros animales domésticos y de granja, y crear un verdadero problema.
«Lo único que se va a conseguir dando de comer a estos animales es que empiecen a meterse en zonas antropizadas (humanizadas) y, al final, pongan en peligro a conductores y usuarios al acercarse a carreteras, vías de comunicación y el propio pueblo. Esto ya está pasando en otros lugares del país. Y sabemos que las consecuencias, al final, son drásticas y antipopulares, por lo que ya lo avisamos», señalan desde asociaciones ecologistas.
Razones para no darles de comer
Hacemos un pequeño recordatorio del por qué no alimentar a las especies silvestres:
- Los animales salvajes son muy vulnerables a las enfermedades humanas. Al darles comida que ha tocado, transfiere las bacterias que están presentes en sus manos
- Al igual que los humanos, los animales salvajes deben tener una dieta variada
- La comida humana está llena de pesticidas que pueden causar daño a los animales salvajes
- Se supone que los animales salvajes deben buscar comida y viajar a diario. Si saben que hay comida disponible en un lugar, dejarán de buscar comida
- Los animales salvajes ayudan a preservar los bosques comiendo sus frutos y semillas. Posteriormente, diseminan las semillas depositándolas en sus excrementos por todo el bosque
- La alimentación de los animales salvajes facilita la caza furtiva, ya que los animales dejan de temer a los humanos
- Los animales salvajes alimentados por humanos se vuelven críticamente dependientes de él. A largo plazo, disminuye la capacidad de supervivencia de los animales
- La alimentación de animales salvajes conduce a un comportamiento agresivo hacia los humanos
- La alimentación de animales silvestres puede fomentar las migraciones a áreas pobladas por humanos.
Recordamos también que, desde hace años, desde el Gobierno Central, a través de dos de sus Ministerios, se ha lanzado una campaña para evitar estas malas costumbres.
«Los Agentes Medioambientales de la Junta de Castilla La Mancha ya tienen conocimiento de esta mala práctica que se está realizando, por lo que luego pueden venir las lamentaciones y quejas en redes u otros lugares por algo que ya estamos advirtiendo», subrayan.