Artículo de opinión de José Sánchez Amorós /
Las palmeras que se colocaron en la Avenida de Valencia, de esto hace años, necesitarían de una limpieza de palmas que se han secado y sólo sirven para que presenten un aspecto descuidado y un peso superfluo que aguantar.
Puesto en comunicación con el Sr. Miguel Ángel Sánchez, palmerista en Elche y que dirige un blog de nombre TodoPalmera, le pregunté si en Caudete, donde el clima como bien él sabe es menos clemente que en donde reside, y así en todas las proximidades de la costa, estos meses de comienzo de año son propicios para hacer esa faena de limpieza de palmas y respondió que sí, pues con el frío las plagas son menos activas y la palmera queda menos expuesta que en otras estaciones del año.
También son frecuentes los vientos racheados e incluso violentos en los preludios de la primavera, que pueden ocasionar la caída de palmeras, como ya ha ocurrido con algunas anteriormente.
Es muy lamentable que el Ayuntamiento, sea este u otros anteriores, dediquen dinero a cosas que una vez hechas quedan abandonadas.
Se puede observar en cualquier zona verde, y donde alcanza proporciones aberrantes es en lo alto de Los Caransos, donde los arbolitos que se plantaron se han perdido. En Santa Ana, donde la actuación ha sido reciente, ya se echa en falta un rieguecito a todo lo que allí hay. Hasta palmitos secos, que está bien que se haya hecho, pero se ha de cuidar su mantenimiento o no servirá de nada.
Otro disparate es plantar árboles de envergadura tan escasa que no proporcionan sombra en verano ni permiten que los pájaros aniden. Todo lo más se pone el árbol protegido por un palo, cuando en otros países se les hace crecer derechos y a salvo de gamberros mediante un sólido trípode, tres palos gruesos bien sujetados con tensores.
La vegetación en general, y en especial los árboles, son una de las grandes riquezas que la naturaleza proporciona. Un ejemplo de lo que me es conocido en España es posible apreciar en la mayor parte de la provincia de Gerona, y en el interior y norte de la de Barcelona. Cierto que allí el clima es más lluvioso, lo cual es una ventaja. Pero sí está claro que a más vegetación, más lluvia se produce, por la evapotranspiración arbórea en especial. Por lo tanto, hay reciprocidad: más árboles, más lluvia, y viceversa.