Caudete ha sufrido estos días varios terremotos. El primero tuvo una magnitud de 4 grados y, desde luego, causó un susto considerable, amén de algunos daños. Los otros dos, en el mismo día y más suaves, originaron una cierta alarma entre los caudetanos.
Un terremoto de magnitud 4 ya provoca en las personas un sentimiento de profunda impotencia. En pleno temblor, la sorpresa inicial da paso, rápidamente, a un cierto miedo, porque te das cuenta de que estás a merced de la Naturaleza. A cada segundo que pasa, sabes que todo se puede ir al garete, y que no puedes hacer absolutamente nada por evitarlo… Por fortuna, en esta ocasión, la duración fue muy corta.
El 14 de agosto de 1991, a mediodía, Caudete sufrió el terremoto más fuerte del siglo XX de todos los registrados en la provincia de Albacete, con una magnitud de 4,2 grados en la escala Richter. Tan sólo dos décimas más que el de ahora, pero de mayor duración y más superficial, lo que hizo que los daños fuesen mucho mayores. Por suerte, no hubo que lamentar desgracias personales, pese a que el temblor hizo que cayese al suelo un enorme remate de piedra, perteneciente a la torre de Santa Catalina. La piedra cayó encima de un automóvil que pasaba por debajo en aquel mismo instante pero, milagrosamente, no causó ningún daño personal.
Aquel temblor situó a Caudete en el mapa sísmico, porque, aunque ya se conocía por los expertos que nuestra población se encuentra en una zona de riesgo, un terremoto de magnitud 4,2 supone un suceso importante, desde el punto de vista científico. De hecho, Caudete sufre temblores con relativa frecuencia, si bien en su inmensa mayoría no son perceptibles por el ser humano.
Un terremoto no se puede predecir, desgraciadamente. Que haya réplicas a un terremoto de cierta intensidad, sí es normal, incluso, más o menos, predecible. El sur de España, y la región mediterránea, son zonas de actividad sísmica, aunque no de un riesgo muy elevado en cuanto a intensidad. Sin embargo, ejemplos como el terremoto de Lorca, en 2011, no ayudan a tranquilizarnos.
El riesgo sísmico en España se debe a la compresión, o choque, entre las placas Africana y Euroasiática. La zona de Caudete donde se suele situar el epicentro cuando ocurre un terremoto es entre nuestra población y La Encina, cerca de la autovía. La distancia al casco urbano es de entre dos y tres kilómetros, y la profundidad es más variable, porque si bien los 12 kilómetros es la más habitual, también se ha producido alguno a tan sólo 2 Kms. (como el de 1991).
Cuanto más superficial es el terremoto, más dañino es. La velocidad de las ondas sísmicas varía entre los 4 y los 8 kilómetros por segundo, y si llegan enseguida a la superficie, descargan ahí toda su energía. El terremoto de Lorca, por ejemplo, fue muy destructivo no por su magnitud, de 5,2 grados, sino por lo superficial, ya que se produjo a tan sólo 1 Km. de profundidad.
Tendremos que acostumbrarnos a sentir, de vez en cuando, algún pequeño terremoto. En 1991, hubo réplicas durante un tiempo, y ya casi nos acostumbramos entonces a débiles terremotos que tenían lugar de uvas a peras. Pero se nos había olvidado…
La opinión de los expertos es que no hay previsión de un gran terremoto a corto plazo en el sur de España, tal y como se lleva especulando durante años. La posibilidad existe, pero es muy pequeña. Por lo tanto, lo mejor será olvidarnos de los temblores y centrarnos ya en el turrón, y en sacar los mantones de Manila…
Piedras que cayeron de la torre de Santa Catalina en el terremoto de 1991