La humanidad produce vino desde hace miles de años, pero en sólo tres colores: rojo, blanco y rosado. Pero ya no más. Varias empresas españolas idearon formas de producir vinos naturales en casi cualquier color imaginable, desde el azul vibrante al verde, y hasta rosa.
Todo comenzó el año pasado, cuando la empresa española Gïk lanzó el primer vino azul del mundo. Pasaron dos años trabajando con científicos de la Universidad del País Vasco e investigadores de alimentos de Azti Tecnecalia tratando de utilizar la antocianina, un pigmento natural en la piel de las uvas, para manipular el color del vino. Se convirtió en un gran éxito comercial, con la compañía informando en enero que había vendido más de 100.000 botellas en menos de seis meses. Pero la competencia está aumentando, ya que otras bodegas españolas están utilizando tecnología similar para crear todo tipo de vinos de inusuales colores.
La Bodega Santa Margarita, en Caudete, España, ofrece diferentes tonos de vino azul, así como vinos verdes, naranjas y rosados, como parte de su línea “Passion”. Ya son un gran éxito en varios mercados europeos, como los Países Bajos y el Reino Unido. También utilizan la antocianina para sus vinos Passion Blue, pero no está claro cómo hacen sus vinos anaranjados y rosados.
Las Bodegas y Viñedos Amaya también mezclan tradición e innovación para crear lo que llaman “tecnovinos”. Hasta ahora tienen una colección de vinos rojos, amarillos y verdes brillantes, hechos de una variedad de uvas españolas.
Todos estos vinicultores están confiando en la curiosidad de la gente para llegar a una nueva base de clientes, así como para cambiar la forma en que el mundo piensa sobre el vino. Pero, aparentemente, a los legisladores no les gusta mucho el cambio.
A principios de este año, Gïk anunció que las autoridades españolas les habían prohibido vender su bebida azul como vino, porque es del color equivocado. No hay categoría para el vino azul, por lo que aunque es 100% vino, Gïk se vio obligado a reetiquetar las botellas, y vender su producto en la categoría “otras bebidas alcohólicas”.
“Para seguir vendiendo, nos hemos visto obligados a dejar de etiquetar a Gik como un vino. En cambio, tuvimos que etiquetarlo como una categoría bastarda llamada “Otras bebidas alcohólicas”. ¿La razón principal? No hay una categoría para un vino azul, ya que no hay antecedentes históricos para algo similar”, escribió Gïk en un comunicado. Tuvimos que cambiar la composición a 99 por ciento de vino y 1 por ciento de uva para adaptar el producto a la legislación vigente”.
A pesar de estos obstáculos, es poco probable que la revolución del color del vino se detenga. La gente se siente atraída por los colores inusuales como el azul y el rosa, incluso si hace que los vinos se parezcan más a las bebidas energéticas, y la mayoría no se preocupan por detalles técnicos como la categoría en la que se venden.