El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha anunciado que el Gobierno de Castilla-La Mancha ha decidido decretar el confinamiento de sus más de 900 municipios y adelantar el toque de queda a las 22:00 horas, el máximo permitido por la Ley, aunque se ha mostrado partidario de modificar el decreto del estado de alarma para unificar los horarios en todo el país.
La decisión, que exceptúa los movimientos por motivos de trabajo, formación (educación en todos los niveles) y servicios esenciales, la ha adoptado el Ejecutivo regional, reunido con carácter extraordinario tras el exponencial repunte de los contagios de COVID-19 tras la Navidad. Hasta este momento, el toque de queda en esta comunidad autónoma estaba fijado a las 00:00 horas.
Además, se ha acordado cerrar perimetralmente todos los municipios, así como toda la hostelería y las grandes superficies, excepto aquellas tiendas que vendan productos esenciales.
García-Page ha reconocido que la situación actual en cuanto a la pandemia de coronavirus es tan grave «como en el primer momento», aunque ha incidido en que Castilla-La Mancha tiene recursos para afrontarla y los hospitales se encuentran, en cuanto a capacidad asistencial, a una tercera parte de su ocupación con respecto a la primera ola. Pese a ello, ha pedido un «repliegue domiciliario» porque «ya no queda más remedio».