Opinión del Lector | José Sánchez Amorós /
El Lunes de Pascua, para no perder la costumbre de salir al campo, dimos con nuestros huesos en la estación ferroviaria de Caudete, de la que algo queda.
Entre otros, pasó un tren calificado de regional. Hacía el trayecto Ciudad Real-Alicante, vía Alcázar y Albacete.
Un celoso sistema de megafonía anunció prolijamente y con una pronunciación ejemplar que un tren con destinación Alicante efectuaría su entrada por la vía de desviación, la más cercana al edificio. Para decir Alicante-Término utilizaba el término valenciano-catalán de Alacant-Terminal, lo cual es un disparate, pues debería decir Alacant-Terme, aunque hablando el autómata en castellano, no había lugar a decirlo de esa forma. Pero bueno, dejémoslo ahí, que más sorprendente es que unos letreros advirtiendo de prestar atención al paso de convoyes está en inglés y en castellano (igual que en Londres, donde todo está señalizado bilingüe igualmente).
El susodicho tren paró, el jefe de tren bajó al andén, y al ver que nadie subía ni bajaba, subió de nuevo y el tren partió, imagino que desconsolao, por el papelón que desempeñó. Esto sucedió para ser exactos a los tres cuartos pa’ las ocho, que es hora muy prudencial, tanto para viajeros que provengan de Albacete o más allá, como para los que se dirijan hacia Alicante.
Lo que habría que saber es si ese tren hace esta parada de manera oficial, tanto en dirección descendente como en su correspondiente servicio ascendente.
De ser así, el Ayuntamiento debería hacerlo saber con su información pertinente, porque el hecho de no haber ni un triste viajero hace pensar que nadie debe estar enterado.
Por lo demás, el edificio de la estación se mantiene. No obstante, se observan desperfectos en los aleros del tejado. Como caiga el tejado, adiós estación. Y manifestar que este edificio es parte de la historia de este pueblo, si cabe más que un lavadero o un molino.
En dos de sus muros se leía un letrero pequeño, decentemente caligrafiado con una plantilla, en donde se podía leer el párrafo que da título a este escrito y que manifiesta que aún hay gente que tiene «el tarro» activo y no sólo para adorno por encima de los hombros. Pues sí: «En un mundo de locos, tener sentido no tiene sentido». Más actualmente, que «estamos en pandemia», como antes abundó la expresión «estamos en democracia», como queriendo significar que todo era permitido y que, al fin y al cabo, no se sabe qué es ni lo uno ni lo otro.
José Sánchez Amorós (caudetano desde el exilio)